BESPOKE XCVI: DE RUTA POR LAS MEJORES SASTRERÍAS, CAPÍTULO III, ALBACETE, VÍCTOR BAUTISTA

Hacía tiempo que no cogíamos una maleta para conocer el trabajo de esos muchos sastres que hoy siguen trabajando lejos de la capital.[...]

Hacía tiempo que no cogíamos una maleta para conocer el trabajo de esos muchos sastres que hoy siguen trabajando lejos de la capital. Cierto que hay pocos, pero haberlos haylos, el caso es dar con ellos. Y con ese objetivo pusimos rumbo al Nueva York de la Mancha: Albacete. 

Si el escritor, novelista, ensayista y crítico literario, Azorín, definió así una ciudad que ya destacaba sobre el resto de las de interior por su modernidad, hoy Albacete sigue siendo un referente en lo que se refiere a diversión nocturna, tradición cuchillera, gastronomía y, sobre todo, visita obligada para el que quiera saborear una de las mejores Ferias del mundo. Dicho esto, basta su gente para que hoy sigamos refiriéndonos a esta ciudad como el Nueva York de la Mancha. Gente sencilla pero que se desvive con todo aquel que nos visita. Y digo “nos” porque después de pertenecer a mi familia no hay nada que me sienta más orgulloso que de ser de Albacete. 

Aunque hasta el bachillerato viví allí, primero la universidad y más tarde la carrera profesional me fueron alejando, en kilómetros que no en sentimientos, de la que hoy sigue siendo mi casa. Y curiosamente ya de chaval pasaba por la puerta de una de las mejores tiendas de ropa de hombre – entonces también sastrería -, Bautista. Marcas como Crockett & Jones, Faconnable, Burberry, Ralph Lauren, Hackett, Armani o Miguel Ibars vestían su escaparate. Hoy, desgraciadamente, incluso para las capitales de provincia, es difícil mantener un comercio de calidad habiendo hoy muchas menos opciones que veinte años atrás. Y en Bautista fue donde nuestro protagonista, Víctor Bautista, empezaba a pasar hilos cuando la escoba y la fregona le daban un respiro.

Víctor Bautista hereda el cariño de su padre por la sastrería, sastre que trabajó en diferentes sastrerías de Madrid como aprendiz y más tarde como cortador (oficial). Entre ellas Nuevas Pañerías en la C/ Carretas 6, Berenguer, C/ Mayor 32, Alfonso Álamo, C/ Esparteros 8 y Valentín Gil, C/ Montera 22. Fue su padre quien se establece en Albacete abriendo la sastrería Cantó y Bautista para poco después independizarse y estar al frente de la Sastrería Bautista hasta su jubilación, sastrería que se mantiene abierta en la calle Martínez Villena hasta 2014, un año antes de que Víctor se hiciera cargo de la sastrería. Al contrario de lo que se solía por entonces estilar, Víctor empieza en el oficio con ya unos años, 18, algo que puede restar frescura pero que añade madurez y convencimiento en qué es lo que se quiere hacer. Fue entonces cuando su padre le animó a formarse en La Confianza y aprender de Artiel, sastre al que su padre veneraba. “Esa era la intención de mi padre, pero al final el trabajo te llevaba todo el día y fui dejando la idea aparcada. Seguramente lo debería haber hecho, pero de poco vale arrepentirse ahora”. 

Quererse dedicar únicamente a la sastrería convence a Víctor a salir del conocido local de Martínez Villena y abrir su primera sastrería en la céntrica Tesifonte Gallego, sastrería que cierra en plena pandemia para mudarse a la que desde entonces es su dirección, Teodoro Camino 29. El haber sido testigo de primera mano de la evolución de la sastrería le otorga credibilidad en su afirmación de que nunca antes la sastrería había estado tan cuidada como lo está ahora. “Antes había tanto trabajo que se trataba de sacar los pedidos como fuera. Hoy, en cambio, la sastrería es un capricho, lo que hace que la técnica empleada sea mucho más depurada no tratándose ya de hacer solo trajes sino de hacer prendas con estilo y diferentes a lo que el cliente puede encontrar en las estanterías de las tiendas”. “En las sastrerías de provincia no estás tan en contacto con lo que se hace fuera. Antiguamente había tanto trabajo que no se perfeccionaba la técnica ni se buscaba inspiración. El tiempo y los quehaceres diarios lo impedían”. Una prueba de esta evolución son también los tejidos. Si en la época de su padre los más populares pesaban a partir de 350-400 gramos y eran sobre todo alpacas y tergales ahora el peso es menor y la variedad mucho mayor. 

El no tener tantos pedidos como las sastrerías de las ciudades grandes hacía que todo el proceso de confección de la prenda se realizara en el taller propio, sin externalización de ninguna fase del proceso. Y, como era de esperar, esto no ha cambiado en el taller de Víctor. Es más, hoy Víctor es el único responsable de la totalidad de la prenda. Es decir, solo él está detrás de toda ella, hace el 100%, desde la toma de medidas hasta la entrega de la prenda. Toma medidas, realiza el patrón, corta la tela, la hilvana, entretela la prenda, la prueba, la afina, cose desde las solapas hasta los ojales, tapetas…en definitiva todo, incluido el pantalón. 

Curiosamente, su cliente es mucho más joven de lo que se podría pensar en una ciudad como esta, algo que atribuye en parte a internet. “Si bien tengo clientes de toda la vida estos cada día son más mayores y necesitan menos ropa. Sin embargo, son los de 40 a 50 los que mantienen la sastrería abierta. Obviamente, las bodas sirven para compensar los meses de menos trabajo”. Según nos comenta, los nuevos clientes se acercan a la sastrería para darse un capricho y no ya como necesidad. Buscan un traje con el que sentirse especiales y atractivos. Persiguen algo diferente a lo que todo el mundo viste, de ahí que sea fundamental dar al cliente algo diferente a lo que se encuentra en la confección. Deben sentirse únicos y especiales. Si no siempre encontrarán en la confección industrial alternativas. “Una americana de Cheviot de unos 150-200 gramos es uno de esos must que de ser artesanal cumple todos los requisitos”. 

Mientras atiende los encargos, sobre todo de personas de Albacete y su provincia, hace prendas para el Corte Inglés de Sevilla, Pozuelo y Murcia. Pero es a los clientes que visitan su sastrería con los que entabla la relación más longeva. “Al final les aconsejas, pasas mucho tiempo con ellos, te los encuentras en la calle, en los restaurantes… y es entonces cuando por sus movimientos sabes si está cómodo con lo que les has hecho o no. Porque lo que está claro es que si una persona no está cómoda con la chaqueta que le has cosido lo has perdido. La comodidad de la prenda es fundamental. En cuanto su técnica, aunque entraremos en ella en el artículo de la prueba, nos comenta que la costura del hombro la echa muy adelante para buscar precisamente esta comodidad. La sisa corta y un tejido ligero ayudan a conseguir un plus en esa tan buscada comodidad. 

El estar basado en una ciudad pequeña y hacer enteramente la prenda hace que no pueda coser más de seis trajes al mes. Son estos trajes junto los de El Corte Inglés los que le tienen ocupado de lunes a viernes en su taller y los fines de semana en casa. Preguntado sobre el trabajo de sus compañeros responde que le gustan muchos de ellos pero que la chaqueta que más le sorprendió fue una de Cifonelli que le acercó un cliente para que la viera. “La constancia es algo que admiro mucho. Hay trajes de sastres que me gustan como les quedan a sus clientes, pero, curiosamente, otros trajes del mismo sastre y para el mismo cliente no le sientan igual”. De España habla muy bien de Antonio Puebla a quien le ayudaba con trajes. “Creo que es tan importante que esté bien terminado tanto el interior de la prenda como el exterior. Para un sastre es incluso más importante el interior pues es donde se ve el trabajo artesanal”. 

El no tener que hacer frente a los precios de los alquileres de Madrid y el ser solo él quien se encuentra detrás de su trabajo nos permite disfrutar a los amantes de lo hecho a mano de un traje 100% artesanal a partir de solo 1.500€. Tres pruebas son necesarias para poder disponer de la prenda: una de hilvanes, otra intermedia y la tercera para ajustes menores. A diferencia de otros sastres, tras la prueba solo corrige el patrón del pantalón. “La chaqueta no lo hago al menos que el cuerpo del cliente haya cambiado mucho. No le veo sentido pues el cuerpo cambia, aunque sea un poco, de un día para otro”. De ahí que para él el patrón sea solo una guía que le sirve para ir ajustando la prenda en las respectivas pruebas. 2 meses durante los cuales empleará unas 50 horas de trabajo y listo para ser disfrutado. 

¿Habrá una tercera generación de “Bautistas”? Risas… “No, aquí se acaba. No quiero esto para mis hijas. Demasiado sacrificado e incierto.”

PD Esperando hayáis disfrutado del artículo en un próximo capítulo os contaré el proceso de confección del traje. 

El Aristócrata

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COMENTARIOS

8 comentarios

  1. Buenas tardes,

    Un magnífico artículo como siempre, me ha impresionado el precio. Me ha parecido un regalo y más sabiendo que lo hace todo el propio Sr. sastre Bautista, incluido el pantalón y al cuál presta gran atención. Creo que va a merecer la pena hacer un viaje.

    Buena semana a todos.

    Eneko.

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  2. Gracias por descubrirnos lugares como este. Y estoy de acuerdo con Víctor, hoy la sastrería es lujo y capricho. Pues ojalá sigamos siendo muchos los caprichosos que sepamos identificar el verdadero lujo en lo hecho a mano con los mejores materiales/telas/pieles…
    Gran blog!

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  3. Hoy la sastrería 100% artesana es lujo y capricho pues somos minoría los que la utilizamos. A mí me encanta vestir de forma muy elegante y distinguirme del resto por mi elegancia. Pues dentro de una semana iré a comer al restaurante El Callejón de Los Gatos para cerrar un negocio de una finca de 365 hectáreas que tengo en Alcaraz y de paso iré a esta sastrería.

    Saludos.

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  4. Buenos días,

    Soy cliente desde hace mucho tiempo de Víctor Bautista. A lo largo de los años me ha hecho multitud de trajes, todos ellos muy especiales.

    Destacaría de Víctor su trato exquisito, su amabilidad y sobre todo la capacidad que tiene para plasmar en su trabajo las ideas de los clientes. Sin lugar a dudas Víctor es un sastre excepcional, además de una bellísima persona.

    Aprovecho estas líneas para saludar a un albaceteño de pro, Don Jose María Lopez-Galiacho, nuestro querido Aristócrata, y darle la enhorabuena por el gran trabajo realizado durante tantos años en la divulgación del buen vestir.

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