PLANES EXQUISITOS PARA LA NAVIDAD

Sin apenas darnos cuenta, nos hemos cargado el año.[...]

Sin apenas darnos cuenta, nos hemos cargado el año. ¡Tempus fugit!

Hemos entrado en el mes de diciembre, los mas previsores ya habrán cerrado sus planes y para aquellos que aún no lo han hecho, aún queda tiempo de programar las vacaciones de Navidad. Respetando los eventos familiares, siempre queda la oportunidad de disfrutar de una Nochevieja muy especial. Aquí van algunas sugerencias, por si pudieran ser de utilidad e inspiración, divididas en vivencias y gustos personales.

Por Javier Arias

El último día del año, el 31 de diciembre, se estableció en Europa por el Papa Gregorio XIII en 1582, cuando decidió que la Iglesia adoptaría el nuevo calendario llamado en su honor gregoriano. Hasta entonces el mundo occidental usaba el calendario juliano, instaurado por el gobernante romano Julio César en el año 46 a.C.

El sistema calculaba que los años terrestres duraban 365 días y seis horas (divididos en 12 meses), e incluía un día más cada cuatro años. Es decir, igual que ahora, había un año bisiesto cada cuatro años.

La traslación de la Tierra alrededor del Sol dura 365 días, cinco horas, 48 minutos y 45,25 segundos. Pero el año juliano duraba aproximadamente 11 minutos y 14 segundos más. Así, la humanidad se atrasaba alrededor de un día cada 130 años, aproximadamente.

Al llegar el siglo XVI, había un desfase de cerca de 10 días entre las fechas y las estaciones de la Tierra y las fiestas religiosas, como la Pascua, que iban cayendo cada vez más temprano.

Entonces, en 1572, el año en que fue elegido, el papa Gregorio XIII decidió resolver el problema y encargó al astrónomo jesuita alemán Christopher Clavius diseñar un nuevo calendario. El nuevo sistema modificó la regla de los años bisiestos. Estos se mantuvieron cada cuatro años, pero con dos excepciones.  Se decidió que los años que fueran múltiplos de 100 no serían bisiestos, pero los que fueran divisibles por 400 (por ejemplo 1600, 2000, 2400) lo seguirían siendo. El error con respecto a la duración astronómica del año se redujo a apenas medio minuto por año, es decir: a un 1 día cada 3.300 años.

El 24 de febrero de 1582, Gregorio XIII emitió la bula papal Inter gravissimas, en la que organizaba el año a partir del equinoccio de primavera, que servía de referencia para la celebración de la fiesta católica de la Pascua. El documento pontificio ordenaba que el equinoccio debía caer el 21 de marzo y no el 11 de marzo, que era hasta donde había retrocedido en el calendario desfasado del siglo XVI.

Para lograr este ajuste en los siguientes años, el edicto ordenaba que ese mismo año, el 1582, el calendario pasara del jueves 4 de octubre al viernes 15 de octubre. Así, los días del 5 al 14 de octubre de 1582 no existieron.

Italia, España y Portugal fueron los primeros en adoptar el cambio. Les siguieron otras zonas de influencia de la Iglesia católica y poco a poco otros países occidentales; Inglaterra y sus colonias en 1752, Suecia en 1753, Japón en 1873, China en 1912 y Grecia en 1923. En Rusia no se adoptó el calendario gregoriano hasta 1918, bajo el mandato de Lenin.

El calendario gregoriano, aunque aparentemente seguido en todo el mundo, no es la norma en las partes hindúes, chinas, coptas, judías e islámicas del mundo, donde ese día cae en una fecha diferente. A pesar de que grandes partes del mundo no siguen el calendario gregoriano, las celebraciones de Nochevieja del 31 de diciembre son muy populares incluso en esos lugares.

SEA DONDE FUERE, LO IMPORTANTE ES DISFRUTAR

Las Nocheviejas de mi vida han tenido diferentes fases. Recuerdo con mucho cariño las de mi juventud en un pequeño pueblo de la sierra de Madrid, donde mis padres tenían una casita. Nos juntábamos los amigos en la plaza del pueblo tras las campanadas para los primeros brindis y tras una difícil decisión, nos dirijamos a la única discoteca del pueblo para seguir la fiesta hasta el amanecer.

La década de los 20 años fue la del esquí. En estaciones de España o de Europa, nos comíamos las uvas al son de RNE y sin preocupación por mantener el champán frio, bailábamos hasta que abrían los remontes.

Los años de familia, casado y con hijos, fueron de fiesta en casa con la siempre atractiva diversión de discutir con los cuñados. Superada con éxito esa etapa, he vuelto a disfrutar de Nocheviejas en la intimidad, con mi pareja y un reducido grupo de amigos, con destinos tranquilos de playa o montaña. Y lo dicho, tanto si son fiestas locas y multitudinarias, como cuchipandas, lo importante es divertirse y brindar por la vida y los buenos deseos para el año venidero.

Aquí van mis sugerencias vividas o soñadas para todos los gustos.

Las grandes ciudades del mundo son una excelente oportunidad para recibir el nuevo año. Si quieres hacerlo antes que nadie, qué mejor que volar hasta Sidney donde su espectáculo de fuegos artificiales es uno de los más impresionantes que existen. Aunque nada le tiene que envidiar Brasil, la fiesta llegará horas después pero con mucha intensidad en la playa de Copacabana brindando con Caipirinha.

Quizás por la influencia de tantas y tantas películas, Nueva York es una ciudad que siempre invita a visitarla en Navidad y ver caer la bola de Times Square, por supuesto con pase VIP.  Si no nos agobian las multitudes y estamos dispuestos a esperar durante horas puede ser una de las experiencias más memorables para la Nochevieja.

Sin necesidad de irnos tan lejos, en nuestro entorno europeo siempre me lo he pasado muy bien Paris; cenar pronto en cualquiera de sus maravillosos restaurantes y caminar hasta la Torre Eiffel para dar la bienvenida al año bajo su majestuosa silueta deliciosamente bien iluminada. Y qué decir, de Viena. Ciudad de cuento y muy elegante donde vivir la maravillosa oportunidad de escuchar el famoso concierto de año nuevo, es para sentirse un verdadero príncipe.

PLAYA O MONTAÑA

La verdad es que no sé porqué, siempre asocio las Navidades con los deportes de invierno. Será porque nací en el hemisferio norte… pero el hecho cierto es que cuando llega diciembre apetece desempolvar las tablas.

Las estaciones de esquí tienen un encanto especial, que el propio paisaje de nieve define. Las edificaciones de piedra y madera típicas de la montaña, los restaurantes, las terrazas con mantas y fuegos de exterior. Todo resulta evocador para disfrutar tanto del deporte, como del tiempo posterior. En España tenemos algunas localizaciones maravillosas como Sierra Nevada o Baqueira. Y a medias con Francia tenemos Andorra, con el que para mí es el mejor dominio esquiable de los Pirineos.

Por Europa, la lista de buenos resorts es interminable pero mis mejores recuerdos los tengo de Avoriaz con unas pistas increíbles y una estación, que en sí misma es un espectáculo de bonita y animada. Desplazarse por el interior en trineo y la oportunidad de saltar de valle en valle, o lo que es lo mismo, de país en país entre Suiza y Francia es una locura.

También disfruté mucho en Kitzbühel, en Austria. Por su proximidad a Salzburgo es cómoda para llegar, tiene una oferta de pistas adecuada a todos los niveles y la oferta de ocio après sky es impresionante. Y, además, es muy probable que te cruces con famosos locales como el mismísimo Arnold Schwarzenegger que no falla cada año.

Para cerrar el turno blanco, con niños, la opción de Laponia para conocer el hogar el Santa Klaus siempre es divertida y ya que estamos allí, aprovechar para disfrutar de las escuelas de conducción en hielo. Una experiencia que cualquier buen aficionado al motor debe probar, al menos, una vez en su vida.

AL SOL QUE MÁS CALIENTA

Pero claro, hay gente que no esquía o que simplemente no le gusta pasar frío. Lo mejor es tomar rumbo sur y cambiar de hemisferio o no, porque aquí cerca tenemos paraísos propios muy apetecibles.

Nocheviejas memorables son todas con familia y amigos, estés donde estés, pero si además tienes la oportunidad de disfrutarlas en sitios tan maravillosos como Málaga, Sevilla o Cádiz, es un plus innegable. El ambiente en cualquiera de esas ciudades andaluzas es apasionante, y les aseguro que inigualable en todo el mundo. También he disfrutado mucho en las Islas Canarias que son afortunadas ellas y nosotros por tenerlas en la nómina de espacios únicos del nuestro país.

Me encantaría disfrutar de una Nochevieja en cualquiera de los paraísos del Pacifico, no sé, por ejemplo, Bora-Bora o Fiji, o cualquier playa de Tailandia o de Maldivas. Inaugurar el año vestido de lino blanco, descalzo y en la buena compañía de mi pareja y un grupo seleccionado de amigos. ¿Se apuntan? Y si no es así, ¿Cuáles son o serían sus fiestas ideales? Les leemos. Siempre con nuestros mejores deseos para el 2024.

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COMENTARIOS

Un comentario

  1. En Navidad, los restaurantes de cocina griega ofrecen una alternativa exótica y deliciosa. Disfruta de platos tradicionales como el cordero al horno, el spanakopita y el baklava, añadiendo un toque mediterráneo a tus celebraciones.

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