LA MALETA DE PLAYA

LA MALETA DE PLAYA

Disfrutando de ella, pero intentándola evitar en los meses de asueto, mayo y junio son ideales para tumbarte en la arena y darte un reconfortante chapuzón.[...]

Disfrutando de ella, pero intentándola evitar en los meses de asueto, mayo y junio son ideales para tumbarte en la arena y darte un reconfortante chapuzón. Sin necesidad de tener que “pelearte” por la añorada primera línea ni hacer cola en el chiringuito para disfrutar de una cerveza fría, es ahora cuando más apetece coger el nuevo libro, hacer la maleta y desconectar de la ciudad unos días.

Sobre el libro el que prefiera cada uno, sobre la poca ropa a meter en la maleta he aquí alguna sugerencia:

El traje de baño. Si estamos de acuerdo que terminado el entrenamiento en piscina el tipo turbo no debería traspasar la puerta, toca buscar una alternativa algo más estética. En las playas del norte, sobre todo aquellas donde el surf está presente, no es extraño ver trajes de baño que se alargan hasta la rodilla. No obstante, de no practicar este deporte parece mejor decantarse por uno tipo bóxer. Dependerá del físico, pero mejor algo sueltos de pierna para asegurarnos al tumbarnos estar cómodos con ellos.

La camisa de lino. Cierto que un polo, incluso una camisa, cumplen con el objetivo de una prenda fresca pensada para ponerse y quitar con facilidad. Sin embargo, la camisa de lino, a pesar de ser de manga larga, es más fresa y viste más. Doblándonos un poco los puños se conseguirá un efecto parecido al del polo y de haber recibido gran exposición solar extender las mangas sobre la piel enrojecida producirá cierto alivio. Además, de sentarnos a tomar algo en una mesa esta siempre viste más. Debería estar prohibido acercarse a pedir algo con el torso descubierto; ni aun teniendo el cuerpo del joven Adonis.

El pantalón de lino. Apenas ocupará espacio en la maleta y siempre será más acertado en la mesa que unas bermudas. Estas, en cambio, no deberían olvidarse de tener planeado navegar. Los pantalones de lino más ligeros no están pensados para llevar cinturón y quizás por ello suelan ajustarse con una lazadera que lleva el propio pantalón para tal fin. No hará falta ni coger el bajo, con remangarlo para que no se moje será suficiente y, además, haciéndolo así se consigue una imagen muy relajada.

Un sombreo ecuatoriano. Si no es de paja ni tampoco está adornado con una cinta con la marca de cerveza de la zona no solo nos protegerá del peligroso sol, sino que también nos vestirá. La paja-toquilla, que no la paja a secas, tiene la propiedad de dejar transpirar y aunque en un principio pudiera pensarse que da más calor, la realidad es que termina evitando más la sudoración que de prescindirse de él.

La toalla. Para una maleta rápida y ligera la clásica toalla pudiera terminar siendo un incordio. Sin embargo, una tipo kikoi cumple igual su objetivo, ocupa y pesa menos de la mitad. De seguir prefiriendo la toalla de siempre, mejor evitar la toalla-publicidad por grande o conocido que sea logo que la adorne.

Las chancletas. Cierto que las alpargatas son más estéticas. Pero también cierto que su suela nunca volverá a ser la misma de entrar en contacto con el agua. Por ello, unas sencillas chanclas no robarán mucho espacio en la maleta y cumplirán la función de evitar quemarse los pies hasta llegar a la orilla. Estas, sin embargo, deberán volver a casa tan pronto como se abandone la playa. Fuera de ella no tienen cabida. Cuanto más sencillas mejor, por ello conviene evitar las chanclas con lengüeta tipo años 80.

Las gafas de sol. Obligatorias para la mayoría de nosotros, no ya tanto por estética sino por protección. Cada cara agradece un tipo de modelo, al igual que lo hace cada estilo personal. Difícil sobre la orilla enjuiciar la idoneidad de un modelo sobre otro. Modas al margen, meterse en el mar con gafas de sol, como hacerlo con una camiseta, no denota mucha clase.

Obviamente no entrarían en la maleta, pero de viajar en coche tampoco sombrilla ni nevera. Se trata de pasar unas horas relajadas sobre la arena. Hay pocas cosas menos estéticas que las playas abarrotadas de sombrillas y neveras. En prácticamente todas las playas hay un chiringuito cercano por lo que ambas cosas parecerían innecesarias.

El Aristócrata

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COMENTARIOS

5 comentarios

  1. Buenas tardes y gracias por el artículo EA,

    Me ha extrañado no ver recomendación al pareo. Por otra parte, no creo que los dermatólogos estén muy de acuerdo en ir sin sombrilla a la playa, aunque solo sea un par de horas y especialmente con niños que no bebes.

    Tengo una duda sobre las sillas, ya que en muchas playas y especialmente en las calas de piedras, ir sin silla te destroza la espalda. Por esta zona hay unas plegables de madera, normalmente de rayas verticales, en San Sebastián las he visto azules y en Biarritz y Hendaya rojas, ambas con rayas blancas. Yo no las veo poco elegantes.

    Buena semana a todos.

    Eneko

    10
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