Si no fuera porque sabemos que los tiempos de desarrollo son más largos, pensaríamos que algún gran jefe del grupo Swatch lee El Aristócrata. Cuando en enero de este año hablábamos del lanzamiento del MoonSwatch cerramos el artículo pronosticando que, visto el éxito del lanzamiento, el grupo repetiría con otro modelo de otra marca de su cosecha y me aventuré a pronosticar, con una pizca de deseo, que el próximo podría ser el mítico Blancpain Fifty Fathoms.
¡Y acertamos!
La verdad es que nos ha hecho mucha ilusión cuando en días pasados se anunció el lanzamiento del nuevo reloj. Estaba claro que pasaría, pero la incógnita era el modelo y la fecha. Prácticamente un año después del primer experimento, habida cuenta del éxito, llega el segundo con importantes novedades. La elegida para pasar por el tamiz de la biocerámica es una marca de primer nivel y uso de un calibre automático de la casa, realmente singular como es el Sistem 51 que lo hace aún más atractivo.
Blancpain entró en la órbita del grupo Swatch en 1992 pero atesora una gran historia desde 1735 cuando el señor Johan-Jaqués Blancpain se estableció como relojero en Villeret, pequeño pueblo suizo del cantón de Berna. El taller se convierte en fábrica en 1830, gracias al bisnieto del fundador y en 1859 se mudan al Valle del Joux, el territorio por excelencia de las Grandes Maisons de relojería. En 1932 muere Frédéric Emile Blancpain, último gestor de la empresa y miembro de la familia. Su hija no quiso continuar con el negocio y fueron dos de sus empleados, Betty Flechter y André Léal quienes adquirieron la empresa.
En 1950 entró en la compañía el sobrino de Betty, Jean-Jacques quien era aficionado al submarinismo. Él mismo había empezado a desarrollar un reloj para su práctica, teniendo en cuenta que eran los albores de un deporte nacido de la necesidad militar durante la guerra. Precisamente fueron dos buzos de combate franceses los que contactaron con él para crear un reloj con sus especificaciones, y entre todos dieron a luz en 1953 al modelo Fifty Fathoms que hacía referencia a la profundidad máxima en brazas, equivalentes a casi un centenar de metros de resistencia al agua.
JACQUES COUSTEAU, EL GRAN EMBAJADOR
El reloj se vendió a diferentes unidades militares de todo el mundo, en Francia bajo la marca LIP y para los buceadores aficionados a través de la empresa de material de submarinismo Spirotechnique de la era socio otro ex buzo de combate, Jacques Cousteau.
El FF tenía algunas cualidades técnicas de vanguardia, como su bisel unidireccional, las juntas de cierre de la corona y una sub caja de hierro dulce para evitar las interferencias magnéticas. Máxima visibilidad debajo del agua gracias al uso generoso del radio que años después de sustituyó por tritio y con ello se lanzó la serie No Radiations y su característico logo.
De hecho, entre 1953 y 1970 se fabricaron nada menos que 20 modelos del FF, bien para uso militar como hemos dicho o bien para suministrar a la cada día mayor comunidad de buceadores aficionado. Una de las distribuidoras más potentes fue la americana, que hizo un modelo a través de las tiendas de buceo Barakuda, que eran de su propiedad.
Pero, sin duda, lo que dio el espaldarazo definitivo al reloj fue que lo usara Cousteau y su equipo en el documental ‘Silent World’ de 1956, una película mítica para los que amamos el submarinismo y que colaboró definitivamente a popularizar esta actividad y el respeto por los ecosistemas marinos.
TODO VENDIDO
Las puertas de las boutiques Swatch en España el pasado sábado 9 de septiembre vivieron por segunda vez en su historia, la locura desatada de cientos de personas haciendo cola, esperando a que abrieran, algunos, incluso, desde la jornada anterior. Aunque como pasó con el MoonSwatch la del FF no es una serie limitada, la llegada de unidades con cuentagotas y que sólo se pueda comprar una pieza por persona provoca que haya que espabilar si quieres disfrutar del reloj en los primeros días.
Por supuesto, también ha generado la polémica de los oportunistas que comprar para vender inmediatamente doblando el precio original. Apenas horas después, ya encontramos anuncios en las aplicaciones habituales de venta ofreciendo piezas por encima de los 1.000 euros. Recordemos que su precio original es de 390 euros y el Blancpain FF parte de los 15.000.
El grupo asegura que, además de sus ventas globales, las ventas del Speedmaster crecieron un 50% con el lanzamiento del MoonSwatch. La verdad, si ellos lo dicen habrá que creerles, pero no es lo suelen comentar sus distribuidores en España. ¿Pasará lo mismo con Blancpain? Pues ojalá, que siempre es bueno que haya negocio.
Las primeras impresiones, a falta de poseer una unidad y desmenuzarla, son positivas tal y como nos han trasmitido algunos de nuestros buenos amigos y fieles lectores. Se comercializa en cinco colores, verde, naranja, gris, azul y dorado, en homenaje a los cinco océanos: Ártico, Antártico, Atlántico, Índico y Pacífico.
El fondo visto y el calibre decorado con motivos marinos permite ver el movimiento Sistem51. Un calibre automático con 90 horas de reserva de marcha que revolucionó la relojería con tan sólo 51 piezas, fijadas en un tornillo central. El fantástico calibre 101 de Jaeger-LeCoultre para sus relojes más pequeños tiene menos de 100 y es una proeza teniendo en cuanta que cualquier máquina de nivel supera las 300 piezas.
Lo dicho, una chulada que hará las delicias de los aficionados y ojalá, abra la puerta de un público más joven al mercado de la relojería mecánica.
Y, para terminar, no me resisto a lanzar un pronóstico. Ya tenemos todos claro que no hay dos sin tres y que el próximo año veremos otro relojazo de alguna marca del grupo Swatch en formato biocerámica. Un cuarzo, un automático, el tercero tendrá alguna complicación relojera, ¿quizás un crono con fechador como el Panorama Date de Glashüte? O puestos a soñar, ¿quizás un Breguet tourbillon y por menos de 1.000 euros?
Vamos señores de Swatch, que nunca se ha escrito nada de los cobardes.
Javier Arias
8 comentarios
Gustazo de artículo, además de muy ilustrativo. Blancpain es para mí una de esas pocas marcas de entendido. Un Lange, un Breguet, un Jaeger etc. Marcas todas ellas alejadas de los Rolex, Cartier y demás de turno pero que a mí me atraen mucho más.
Eso sí, ver un Blancpain con Swatch es como ver un Bugatti con asientos tapizados de IKEA. Vamos, un sinsentido y un desprestigio para Blancpain. Aunque me imagino que los $ que le entrarán al grupo Swatch compensará a sus dirigentes dicho desprestigio.
Y enhorabuena por su acierto. Pero si vuelve a acertar con lo del Breguet, tiro el mío por el retrete.
Un saludo y buen comienzo de semana
Artículo francamente interesante. Siempre me han gustado los que aúnan historia y anécdotas. Nunca me compraría un reloj de plástico pero reconozco que están simpáticos. De tener uno creo que el momento es ahora y no, como ocurrió también con los Omegas, cuando los tenga todo el mundo.
Buena semana también para todos.
La verdad, no están mal…como regalo de Primera Comunión.
Saludos.
Un reloj para los wannabe. Si quieres un Blancpain cómprate un Blancpain. Y si no puedes un CASIO siempre es más digno. De hecho, muchísimo mas.
Julian A.
Cuanto clasismo y soberbia en algunos comentarios.
Una cosa es señalar lo evidente, que los relojes de alta gama, y, más allá, los de manufactura, estarán siempre un escalón por encima, tienen otro sabor, otro interés, y otra hablar de este reloj como “basura”, propio de “wannabe”, regalo de primera comunión…
Para mí, merece mucho más la pena un reloj automático que uno de cuarzo, aunque el de cuarzo tenga una firma de prestigio y el automático lo firme Swatch. Valoro más el trasfondo que hay en un reloj mecánico, en sus movimientos diseñados para funcionar con cálculos humanos, una mecánica tradicional… que el aburrido cuarzo.
El Moonwatch no me gustaba precisamente por llevar cuarzo. Pero ahora, que sacan una colaboración, sea con la marca que sea, de un reloj estéticamente bonito y con un movimiento mecánico, me parece una idea maravillosa. Porque aunque siempre será mejor llevar en la pulsera un Calatrava, si el bolsillo no da para eso tener la opción de llevar en tu mano un reloj mecánico por 390 € permite abrir ese mundo a mucha más gente. Sin que eso signifique, insisto, que puedan llegar siquiera a compararse ambos relojes.
Carece, querido Manuel, mi comentario de clasismo o soberbia alguna. Reitero, me parece un regalo de Primera Comunión cojonudo por muchos motivos; por su coste, porque puede inicial al niño/a en el aprecio por la relojería (mejor esto que un apple watch), y porque es bonito.
No crea, apreciado Manuel, que esto es un alegato exculpatorio. Soy clasista y, a menudo, soberbio.
Saludos.
Me ha encantado tu artículo por más que me parezca un reloj de chino.
Saludos
Relojes divertidos para el verano, en mi opinión caro, para lo que es, estampar Blancpain en la esfera no da la calidad de esta marca, es un quiero y no puedo, y tiene además un gran pero, y es que estos relojes no se arreglan. Los relojes de Swatch no tienen posibilidad de un servicio técnico. Sera un reloj de moda, se especulara con el, pero es un Swatch como los otros, y sinceramente por ese dinero hay marcas que ofrecen alternativas muy dignas, incluso para “bucear” algo que no creo hiciera con este “diver”.