A las puertas del verano nos volvemos a encontrar con Gonzalo para
realizar la primera prueba de nuestro dos piezas. Esta primera prueba como
hemos dicho en anteriores ocasiones es básicamente para el sastre pero es de
todo punto fundamental acertar con la terminación de cara al resultado final.
Esto es si cabe más importante si tenemos en cuenta que Gonzalo no hace una prueba intermedia y después de la segunda entrega ya el traje terminado. De ahí que de no afinar las medidas y la forma del traje en esta primera prueba puede no haber ya otro momento para rectificar posibles fallos. Aunque Gonzalo se siente seguro probando solo dos veces, de tener que hacer alguna modificación no le importa probar una tercera vez. “Cuando el traje de verdad se ajusta al cliente es cuando este lo ha usado ya en varias ocasiones. Por eso prefiero optar por un proceso de solo dos pruebas y si el cliente tras usarlo ve alguna cosa que no le gusta, hacerle después los ajustes pertinentes”.
Como se puede apreciar a primera vista, la chaqueta en esta prueba
se prueba totalmente hilvanada y con todas sus partes montadas – hay otros
sastres que prefieren una prueba intermedia y probar primero en sarga. Gonzalo
también es de los que piensan que en esta prueba se debe probar tanto la
chaqueta como el pantalón. No obstante, a diferencia de algún compañero él
prefiere entregar los pantalones totalmente terminados – botones y forros
incluidos - y no hilvanados. Gonzalo siempre elabora un patrón por cliente. De
hecho cuando cambió de localización su sastrería se encontró con que tenía que
mover más de ocho mil patrones y solo pudo llevarse tres mil. Este patrón lo
retoca con las medidas definitivas del primer traje aunque prefiere darlo por
bueno solo después de realizar un segundo traje. “Ocurre que un nuevo cliente
puede tardar un tiempo en encargar un segundo traje por lo que prefiero cuando
vuelva volverle a medir y comprobar que sigue con el mismo cuerpo que cuando le
hice el primer traje. Bien siga con el mismo o bien haya cambiado es ahora – en
el segundo traje – cuando le elaboro el patrón definitivo”.
Una vez cortado el traje, Gonzalo la chaqueta pasa al taller con
el que se coordina perfectamente para conseguir la calidad y diseño que demanda
para sus prendas. En el taller Gonzalo tiene establecido qué parte de cada
prenda hace cada oficial con el que hace el seguimiento. “Yo creo que la
sastrería pasa por la especialidad. Es importante saber hacerlo todo pero lo mejor
es especializarse en lo que mejor se sabe hacer. Por ejemplo, para mi trabaja
una persona que solo trabaja en los pantalones”.
Nos probamos el pantalón con la muy grata sorpresa de tener una
caja alta francamente cómoda. El hecho de contar con una especie de fajín aumenta
considerablemente la comodidad. Para quienes monten a caballo decirles que la
sensación es muy similar a la de los pantalones de corto. Si bien la cintura
del pantalón es seguramente la más cómoda que he tenido, este presentaba
algunos fallos bastante visibles que necesitaban de ser rectificados. Un largo
muy escaso, unos bolsillos que se abrían y unas arrugas bastante visibles tanto
en el trasero como a lo largo de las piernas, necesitaban ser corregidos de
cara a la siguiente prueba. Para mi tranquilidad Gonzalo me comentó que lo
fundamental es conseguir una caja cómoda y que me gustara. “El resto es
fácilmente modificable y para eso precisamente estamos teniendo esta prueba”.
El diseño de los pantalones si bien en cuanto medidas es obviamente
similar al resto de los que tengo, sus detalles son bastante diferentes y especiales.
La portañuela cuenta con los para mi obligatorios botones y se ha apostado por un cierre con doble ojal
que se alarga hasta el comienzo de la imaginaria pinza. Y digo imaginaria ya
que este pantalón por recomendación de Gonzalo no cuenta con pinzas. “En conjuntos
informales como este – y más si se es muy delgado - yo suelo recomendar
prescindir de la pinza ya que de esta manera se consigue un pantalón más recto
y más pegado a las piernas”.
Las frecuentes pletinas laterales han sido sustituidas por una
única central y se ha prescindido de cualquier tipo de bolsillo en el trasero.
“Si no te quitas nunca la chaqueta y además tampoco nunca metes cosas en los
bolsillos traseros del pantalón carece de sentido coser bolsillos traseros”.
“De esta manera conseguimos unas líneas más limpias en el trasero y además la
chaqueta – más esta de que tiene una tela tan fina – cae mejor y de manera más limpia”. El cierre
del pantalón lo situamos en el lateral; concretamente a la altura de donde
empezaría la pinza y nos decantamos por un dobladillo de solo cuatro
centímetros que, desde mi punto de vista, puede quedar bastante armonioso con
la caída de este pantalón.
La cintura por su parte trasera está abierta en forma de V para al
lazar los tirantes conseguir que el tiro se reparta lo más homogéneamente posible
a lo largo de toda la cintura. Sin embargo, al contrario que en otros
pantalones, su línea es recta y no sube en manera ascendente como sí lo hace el
corte más clásico inglés. Aunque el interior de las prendas normalmente solo lo
ve quien las viste seguro que muchos estaremos de acuerdo en que aunque este no
se vea nos resulta casi igual de importante que las partes más visibles.
Carmen
Olave, propietaria de la camisería Burgos, nos eligió la tela con la que forrar
el pantalón y con la que hacer los detalles de la chaqueta. Su ayuda nos resultó
fundamental ya que si me hubiera tocado a mi decidir sobre las cientos de telas
de camisa que aparecían en los muestrarios que trajo de su camisería como
mínimo me hubiera llevado días. Sin embargo, Carmen, mientras estábamos en el
probador durante la toma de medidas, rápidamente escogió una tela de la casa
italiana Canclini que nos recuerda al característico estampado de la casa
inglesa Liberty. El contraste de este estampado tanto con el azul de la
chaqueta como con el gris del pantalón era bastante acertado por lo que decidimos
forrar toda la cintura interior y los bolsillos del pantalón con esta tela.
Tras marcar los ajustes que necesitaba el pantalón pasamos a
probarnos la chaqueta. Empezando a analizar la chaqueta observamos que sus
solapas han sido picadas a mano. Sin embargo, al contrario de otros ejemplos
que hemos traído a esta página el picado es bastante más generoso lo que suele
traducirse en unas solapas más compactas y menos flexibles. Aunque para
confirmar esta apreciación o desmentirla deberemos esperar a la siguiente
prueba ya con la chaqueta terminada. Hilvanada la prenda también apreciamos el
praston cosido a mano y una entretela de Elpon. Una muy fina guatina aparece
también con el objetivo de dar un poco de forma al pecho. “Esta tela de la
chaqueta es muy delgada y arma muy poco por lo que resulta conveniente utilizar
una fina guatina para armar el pecho y darle un poco de forma evitando así que
se hunda”. “Esto poco o nada tiene que ver con los armados trajes que se hacían
antes y que parecían auténticas armaduras. Al final la flexibilidad es
fundamental”. La entretela también se pica a mano y lo que es francamente
curioso también el cuello se pica a mano – algo que para mi es toda una
novedad. “Es cierto que hoy los cuellos vienen ya muy bien picados y carece de
sentido hacerlo a mano. No obstante, si defendemos la artesanía estos deberían
picarse también a mano”.
“Como ya te comenté, yo cada vez apuesto más por telas de 280gr.
Estas se pueden vestir diez meses al año, algo que debería animar a los más
jóvenes a apostar por la sastrería a medida ya que si bien el traje les puede
resultar de entrada algo caro ahora estos trajes los pueden utilizar
prácticamente todo el año”. Una de las ventajas de tratar con un sastre joven –
cincuenta años para lo que se estila en la sastrería en España son muy pocos
años – es la facilidad para interactuar con él. Gonzalo te escucha no por
compromiso sino por verdadero interés en conocer lo que quieres y ver cómo lo
puede hacer realidad. No entra en el probador con ideas preconcebidas y por
raro que pueda parecer lo que le vas a pedir él escucha y hace por imaginárselo
en tu traje. Si bien él te recomendará qué tipo de corte puede beneficiarte más
no tiene inconveniente alguno en hacerte el traje que le hayas mostrado en una
fotografía o que por el motivo que sea te gusta más.
Siguiendo con el análisis de nuestra chaqueta, destaca un interior
ya muy avanzado donde se aprecian los vivos rematados a mano y con la misma
tela Canclini que aparece en el interior del pantalón. Esta tela es también la
que ha utilizado Gonzalo en los interiores de los bolsillos. El confeccionar
las chaquetas de manera muy desestructurada trae consigo el que el interior de
los bolsillos quede visible. Esto normalmente se soluciona optando por un medio
forro que oculta dichos bolsillos. Sin embargo, nosotros preferimos prescindir
de él y para evitar que los bolsillos queden muy antiestéticos forrarlos con
esta tela aflorada tan característica. Además, desde nuestro punto de vista el
contraste del blanco con el azul de la chaqueta, es muy bonito. Aunque se haya
prescindido de forro, siempre es conveniente dejar un trozo de seda en la
espalada en su parte superior para que pueda ponerse cómodamente y no se
atranque en la espalda.
De vuelta al probador y con ella puesta sentimos que tiene
bastante aplomo en el cuello. Igualmente, tenemos la sensación de que su hechura
da la sensación de ser en algo más ancha que la de otras chaquetas. La libertad
de movimientos es muy buena y por fuera da la sensación de quedar
suficientemente ceñida. Gonzalo, prefiere probar y marcar ambos lados de la chaqueta
para esquivar cualquier posible fallo. Aunque en la prueba del hilvanado
resulta difícil hacerse una idea del resultado final del traje, de haber pasado
por esta prueba en otras ocasiones nos podemos hacer una idea más o menos
aproximada del resultado. Personalmente me gustan las sisas bastante altas y
esta sin ser excesivamente alta sí la llegas a sentir. “La sisa sí o sí tiene
que estar alta ya que si no al sentarnos el cuello termina desbocándose”. El
cuello de la chaqueta asienta muy bien sobre el mío aunque hay que bajarlo para
poder enseñar algo más el cuello de la camisa.
“La clave en una chaqueta está en que asiente bien el cuello y los
hombros. Todo lo demás tiene fácil arreglo”. En este momento nos comenta
Gonzalo que cuando sale la prenda del taller él la mide y la revisa
conforme a las especificaciones que dio al taller para saber antes de
probarla los fallos que puede tener. Esta revisión la vuelve hacer antes de la
segunda prueba.
Alargamos un centímetro y medio sus mangas y limpiamos un poco la
espalda. Con las medidas definitivas, Gonzalo define el cruce final de la
chaqueta. “Si no aciertas en el cruce te puedes cargar toda la chaqueta ya que
puede terminarse moviendo, abriéndose las solapas o incluso moviéndose toda
ella”. Le insisto sobre la necesidad de conseguir que efectivamente la solapa
izquierda – la que va por fuera – no se abra ya que es algo que me ha ocurrido en
otras ocasiones. Una vez definido el cruce hacemos lo propio con el aplomo de
las mangas para ver si viene delantera o trasera. Terminado esto, repasamos la
profundidad de sisa y el ancho de la manga.
Siempre que nos probemos un traje debemos tener en cuenta que
nunca vamos a estar tan rectos como lo estamos ahora frente del espejo. Por
ello, yo siempre insisto, por raro que pueda parecer, en andar con él,
agacharse, girarse, sentarse, levantarse y hacer cualquier otro gesto que
sepamos haremos con él en nuestro día a día. Cuando el sastre te prueba la
chaqueta normalmente tira de ella con fuerza para abajo afianzándola de manera
“artificial” sobre tu cuerpo. De esta manera toda la chaqueta queda recta y sin
problemas visibles o arrugas. Sin embargo, puede ser que nunca más nadie nos
vaya a dar ese fuerte tirón y esos problemas que no existían en la sastrería de
repente aparezcan cuando lo saquemos de la percha ya en casa. Precisamente por
esto mismo es por lo que también recomiendo probarse la chaqueta con el pañuelo
de bolsillo. El pañuelo de bolsillo, más si se trata de los modelos de medidas
45cm x 45cm, abre el bolsillo de pecho lo que se traduce, sobre todo en las
chaquetas cruzadas, en que se termine abriendo también la solapa del traje. Y
ni que decir tiene que si somos de los que guardamos la cartera en el bolsillo
interior deberemos tenerla dentro de la chaqueta durante la prueba.
Por todo ello, es importante definir el tipo de bolsillo y las
medidas de los interiores. Todo lo que sea forzar unos bolsillos pre-diseñados
con una cartera ancha o una gruesa pitillera se puede evitar muy fácilmente
acudiendo a la sastrería a medida, por lo que no deberíamos dejar de
personalizar los bolsillos de acuerdo a nuestras necesidades. Yo por ejemplo,
cuento con dos pequeñas cerilleras en la cintura del pantalón para guardar en
uno las monedas de 1 y 2 euros y en el otro las más pequeñas – algo bastante
útil de cara a los parkings y zonas de aparcamiento. Igualmente, si no vamos a
llevar una estilográfica encima o no vamos a usar el bolsillo inferior carece
de sentido contar con él. ¡Cuánto menos telas interiores incorporemos más
limpia quedará la chaqueta! .
Es en la prueba del hilvanado cuando el cliente más debe hablar
con el sastre y especificarle claramente las medidas y forma que le gustarían
para su traje. Nosotros, por ejemplo, probamos diferentes grosores de hombreras
y Gonzalo además también fue desarmando por capas las que tenía hasta dar con
las medidas exactas que nos gustaban en esta chaqueta. De la misma forma,
probamos cómo quedarían las solapas de ser más anchas o delgadas. Finalmente
nos decidimos por unas de 9,5cm. “Si me permites recomendarte, por lo delgado
que eres yo no las haría de más de 9,5cm”. También probamos con la altura de
las mismas y las situamos a 8cm de la costura del hombro; medidas bastante
tradicionales para lo que se estila hoy en día. “A mi no me gustan que estén
nunca a menos de 5cm ya que si no la punta puede quedar despegada del cuerpo y
quedar fea”. Alargamos medio centímetro el largo de la chaqueta ya que desde
nuestra opinión y aunque hoy las modas y ciertos “marcadores de tendencias” se
empeñen en que las llevemos excesivamente cortas, el faldón de la chaqueta
siempre debería ocultar el trasero. Los hombros los dejamos en 13,5cm.
Entramos también en detalles como la costura de la hombrera y de
las del resto del traje, Gonzalo nos recomienda darle una oportunidad a las
costuras cargadas en toda la chaqueta pero apostando por una costura estándar
en los hombros. Desechado el hombro-camisa estudiamos bastante tiempo la caída y
largo del hombro así como la hombrera para evitar que sobresaliera por la
costura lateral y callera de la manera más limpia posible. Dicho esto, quedamos
en evitar lo más posible el redoble – chorizo que por cierto, curiosidades de
la moda, parece que empieza a volver.
“Es importante que conozcamos nuestra
fisionomía ya que a alguien con mucho hombro hay que darle más espacio en la hombrera
y por lo tanto no puede caer la manga de manera recta. Si lo hiciera se le
marcaría la manga como si se tratase de una manga de una camiseta pegada y no
quedaría bien”. Le seguimos contando los detalles que nos gustarían en la chaqueta
y le pedimos que los cuatro ojales de las mangas sean practicables – a pesar de
que muy rara vez los vaya a utilizar. Gonzalo nos comenta que normalmente él
prefiere dejar solo dos ya que “si dejas más y luego se queda corta la chaqueta
tiene difícil solución. El no dejar cerrado el ojal de más arriba trae como
problema que si luego hay que acortar la manga y no se puede por tener el ojal
practicable tocaría subir la manga lo que representar todo un problema si el
estampado fuera a cuadros ya que estos ya no casarían”.
Durante la toma de medidas le comenté a Gonzalo que a pesar de que
los ojales se cosan en forma de lágrima yo los prefiero bastante más largos de
lo normal y sin dicha lágrima. Para no equivocarse, y ya que esto es muy
personal, Gonzalo mandó coser diferentes ojales para elegir entre ellos. Si
bien en los trajes de hilera sencilla prefiero tres ojales en las mangas, en
las cruzadas me gustan con cuatro. Y algo parecido ocurre con el bajo. Aunque
con los de hilera sencilla uso tanto pantalones con vuelta como sin vuelta, en
los cruzados siempre prefiero con vuelta.
Terminada la prueba y ya con el traje en la percha definimos el
interior de la chaqueta. Concretamente especificamos el número de bolsillos
interiores y su localización así como las costuras a ocultar con el vivo.
Estrechamos recortando el medio forro lateral para que se vea parte de los
bolsillos forrados y elegimos el color de la parte superior trasera de la chaqueta
que nos ayudará como acabamos de explicar a que no se enganche al ponérnosla.
Tras una larga hora de prueba – este es el tiempo que Gonzalo
agenda por cliente - nos despedimos de
él y nos citamos para dentro de tres semanas para la última prueba y posiblemente
para la entrega del traje.
El Aristócrata
8 comentarios:
Tiene una pinta estupenda. Menudo trabajado parece llevar esa chaqueta.
Estoy deseando ver el resultado final. Bonitos colores y los forros interiores escogidos con muy buen gusto.
Enhorabuena.
Albert
Una pregunta, EA. ¿Con qué pantalón combinaría la foto del día?
Saludos,
Julián R.
Con uno azul oscuro seguro q no falla.
EA
Este otoño me hago un traje con las características de esta chaqueta, salvando las distancias... cambiaré los ojales a la derrecha!
Muy bonito el contraste de colores. Esta es una de las grandes ventajas de la sastrería a medida. Puedes escoger prácticamente cualquier tonalidad de color existente y no ir uniformado como al final acabas haciendo de acudir a las prendas RTW
Tiene un aspecto magnífico. Seguro q el resultado estará a la altura de tan importante apellido sartorial.
Enhorabuena Gonzalo
AG
Estimado EA,
No se de dónde saca las fotos del día, pero son realmente magníficas. Si le interesa, podría enviarle algunas realizadas por mi para que les de el uso que Vd. considere oportuno.
Saludos,
Jesús-María S.
Qué lujo poder observar cómo trabaja un artesano.
La tela elegida para el forro de los pantalones me parece maravillosa. Comenta también que es la elegida para los detalles de la chaqueta, ¿dónde la utilizará concretamente?
Enhorabuena por su nueva adquisición... ¡y por el disfrute que le reportará el camino!
Saludos,
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