La semana pasada recogía por fin el abrigo que con tanto esmero y
cariño han confeccionado en la Sastrería Sánchez Caro, María Alonso, José Alonso
y Daniel Schleissner. En total cinco meses de espera que a tenor del resultado
creemos que han merecido la pena.
Como recordaréis los que habéis seguido todo el proceso de realización del mismo, en este abrigo se han juntado tres perfiles y experiencias muy diferentes que le han trasladado su distinta forma de concebir la artesanía y el diseño. Si bien los tres han colaborado mano a mano en toda la confección del abrigo cada uno de ellos ha impreso su nota más característica, algo fácilmente apreciable en el resultado final de la prenda.
Si María se ha cerciorado de que tanto por dentro como por fuera la
mano de obra fuera la primera en hablar de la gran calidad del abrigo, su
padre, José, recuperó de los archivos todos los secretos de los grandes
maestros para conseguir uno de esos abrigos que según sus propias palabras “ya
no se hacen”. Por su parte Daniel imprimió el toque de modernidad y estilo que
exige el que se vaya a vestir por una persona joven y en el S. XXI. No obstante, si bien esto era el punto de
arranque, con el paso de las semanas todos terminaron invadiendo las facetas
del resto y creando una prenda a la que resulta muy difícil poner una etiqueta
con un solo nombre. De hecho, entre los tres decidieron no ponerle etiqueta
alguna en su interior ya que como Daniel dijo “es imposible ponerle una
etiqueta a este abrigo. Este abrigo fue de nosotros tres pero ahora es ya solo tuyo,
por lo que ¿para qué ponerle una etiqueta con nuestro nombre?”.
Tras
la segunda prueba se empezó a rematar el abrigo tanto en lo referente
a sus medidas como en lo concerniente a los detalles. Así, se remato el tablón
(bajo), esto es la parte que separa el borde con el forro, con un punto ojal. Esta
tarea le fue encargada a Rosita quien ha sido también una pieza importante en
el proceso de elaboración y quien ha puesto a disposición de este abrigo todos los
conocimientos que ha aprendido en este oficio desde los doce años.
Tras la prueba se rectificaron algunas medidas por la particular
tendencia de las telas de trama abierta, caso de la nuestra, de ganar unos
centímetros una vez en reposo y lejos de la plancha; motivo por el que se puso una percalina en la cintura. Cuando estuvo claro el
lugar exacto de los botones, el largo final y la pequeña modificación que
requería el lado izquierdo por tener un hombro un poco más caído que otro, María cosió los bolsillos. A pesar de que hubiera
sido mucho más sencillo optar por bolsillos estándar, se decidió es pos
de la artesanía más exclusiva optar por bolsillos “vueltos a picao”. Estos
bolsillos se caracterizan por llevar un vivo muy pequeño, ir cargado, no estar
planchado y tener un picado ancho que imita a su vez a las costuras cargadas.
Según nos cuenta José este tipo de bolsillo él solo lo vio hacer a los hermanos
Mogrovejo y a Antonio Collado quienes a su vez lo aprendieron de Manuel
Carretero. En total una hora y media de trabajo muy cualificado, frente a los
veinte minutos del bolsillo estándar, por cada bolsillo.
Algo parecido ocurrió a la hora de decidir el tipo de bocamanga.
En vez de optar por una bocamanga normal, Daniel prefirió adornar el abrigo con
una bocamanga de media vuelta. Para conseguir una bocamanga armoniosa, María tuvo
que, mientras la planchaba, doblarla cuidadosamente para conseguir su forma
circular. Además tuvo que cortarle los picos, hacerle los martillos e
introducirle una percalina que lo reforzara y le confiriera cierto peso.
Igualmente, al quitarles los hilvanes María tuvo que volver a planchar todas las
partes de la manga para evitar que se notase la marca de dichos hilvanes. Esto
lo consiguió evaporizando la prenda y peinándola repetidas veces hacia arriba y
abajo. Todo este trabajo en la bocamanga se traduce en cuatro planchados y que junto
al resto del abrigo suman un total de tres horas de planchado. No obstante, de
haberse tratado de un tejido de trama cerrada el tiempo empleado en el
planchado hubiera sido sustancialmente menor.
Mientras se van elaborando las partes del abrigo, mangas,
delanteros etc., estas se van planchando asegurándose que ya no habrá modificación
alguna posterior en sus medidas. Esto cerciora que una vez entregado el abrigo al
cliente este nunca más se ensanche o estreche. De hecho, al contrario de lo que
ocurre con los trajes en este tipo de abrigo José nos recomendó no solo no volverlo
a planchar (a no ser que se viera muy estropeado) sino incluso sentarnos con él
en el coche. En palabras de José “la mejor plancha para este abrigo es usarlo,
usarlo y usarlo”.
En este punto Daniel hace un inciso para indicar que con tejidos
tan poco comunes como este de cachemira y vicuña es muy importante antes de
empezar a trabajar en ellos experimentar sobre la parte sobrante del corte y
así saber cómo reaccionará al vapor, al hilo y a la plancha. De hecho no solo
se experimentó con el tejido exterior sino que también se hizo con el forro interior
para ver cómo reaccionaba frente al agua. Curiosamente en este forro bember, forro
con más de cuarenta años, la más pequeña gota de agua marca un cerco imposible ya
de borrar. Este “inconveniente”, comenta Daniel, ya no se da en los forros al
ser la mayoría de ellos sintéticos.
Pero al estar confeccionado el forro bember en material natural (eucalipto) cualquier cosa que caiga sobre él termina marcándose fácilmente. Nos comenta José Alonso que esta pudiera haber sido una de las razones, junto a su alto precio, por la que se dejó de fabricar. Esto unido al hecho de la popularidad de la plancha a vapor, la cual terminaba siempre marcando este forro, hizo que desapareciera para siempre. Sin embargo, su facilidad para transpirar y mantener el calor es hoy imposible de encontrar en los forros sintéticos. De quererlo planchar José nos recomienda usar una sarga para evitar que con el contacto directo con la plancha salgan brillos o se pueda manchar. Como paréntesis apuntar que algo parecido ocurre con la lana de este abrigo. Cuanto más autentica y natural sea la lana más fácil será que se manche y más difícil es limpiarla. Sin embargo, las lanas tratadas, como las pieles tratadas, aguantan, e incluso repelen, las manchas con bastante más facilidad.
Pero al estar confeccionado el forro bember en material natural (eucalipto) cualquier cosa que caiga sobre él termina marcándose fácilmente. Nos comenta José Alonso que esta pudiera haber sido una de las razones, junto a su alto precio, por la que se dejó de fabricar. Esto unido al hecho de la popularidad de la plancha a vapor, la cual terminaba siempre marcando este forro, hizo que desapareciera para siempre. Sin embargo, su facilidad para transpirar y mantener el calor es hoy imposible de encontrar en los forros sintéticos. De quererlo planchar José nos recomienda usar una sarga para evitar que con el contacto directo con la plancha salgan brillos o se pueda manchar. Como paréntesis apuntar que algo parecido ocurre con la lana de este abrigo. Cuanto más autentica y natural sea la lana más fácil será que se manche y más difícil es limpiarla. Sin embargo, las lanas tratadas, como las pieles tratadas, aguantan, e incluso repelen, las manchas con bastante más facilidad.
El trabajo por dentro se centró en su forrado prestando especial
atención a evitar que se produjera cualquier tipo de desnivel. Se cosieron los
cantos, el tablón, la trabilla, el cuello y la tapa. Es importante recordar en
este punto que la espalda a pesar de que en ella se vea un marcado tablón y
unos pliegues tanto inferiores como superiores es solo una sola pieza. Esto
compromete el resultado final ya que si no se consigue la armonía exacta en
cada pequeña parte de la espalda el mínimo error se incrementará y se
trasladará a de toda la espalda. Por ello, en el corte, en el hilvanado y
finalmente en la plancha es fundamental medir muy meticulosamente cada parte de
la espalda. Las apuntaduras - puntadas muy fuertes en forma de cruz- juegan
aquí un papel fundamental para sujetar todas estas partes detrás de la
trabilla. Dicha trabilla, como ya se apuntó en el anterior artículo, es de una
sola pieza y no cuenta con forro alguno para que quede lo más natural posible. Los
pliegues traseros están también fijados debajo de la trabilla con unas
apuntaduras que consiguen que solo se abran en su terminación superior. Estos
pliegues además de su función estética aportan una comodidad y libertad de
movimientos extra. El pico que pone el broche al trabajo de la espalda está
hecho en vez de mirando hacia arriba, como es la costumbre, mirando para abajo
y esta rematado en sus extremos por un hilo de seda.
Como hemos comentado, en el interior de la cintura del abrigo se ha puesto una percalina
de algodón para asegurar que la tela a la altura de la cintura ya nunca ganará
centímetro alguno por años que pasen. Siguiendo la idea de la silueta perfecta
de Alonso se marcó claramente la espalda consiguiendo un efecto óptico de cintura
estrecha y espalda ancha. Según nos cuenta María, su padre en las todas prendas
busca que den al cliente una imagen atlética lo que le obliga a marcar la
cintura, aunque con ello tenga que reinventarse para disimular a muchos de sus
clientes algunos centímetros de más. Desde la cintura le dibuja al cliente una
línea de espalda fuerte que termina dándole la sensación de contar con unos
musculosos hombros.
Una de las partes que hoy más atención recibe es la del hombro. En
nuestro abrigo el hombro está hecho con costura cargada y una sisa no muy alta
que permite una total libertad de movimientos. Si bien yo no soy partidario del
rollino ni siquiera en los trajes, en los abrigos el efecto óptico del burlete desmerece,
desde mi punto de vista, mucho el resultado estético final. En el remate de las
mangas José optó por poner un burlete y evitar que en el comienzo de su caída
se formaran arrugas – en forma de canalones- consiguiendo al mismo tiempo algo
de volumen. Aunque Alonso incluso en sus propios abrigos prefiere la caída más
natural, con canalones, pensó que debido al corte tan intemporal de nuestro
abrigo estos burletes ayudarían a que envejeciera en mejores condiciones.
De haberse tratado de una tela más pesada este burlete no hubiera
sido necesario ya que el propio peso de la tela hubiera evitado que fueran muy
visibles. Curiosamente, lo que hoy se disputan Rubinacci y Caraceni, la
creación originaria del famoso hombro napolitano, no es otra cosa que una costura
cargada que por la ligereza de sus telas y por no contar con hombrera, o muy
poca, forma canelones en su caída.
Y si repasáramos no este pero muchas fotos de abrigos y trajes de
verano españoles de los años 30 y 40 llegaríamos a la conclusión de que también
debimos tener aquí, y en otros muchos países, nuestro particular Rubinacci y
Caraceni ya que lo que hoy se nos vende como la panacea de la técnica aparece
en infinidad de fotografías, tanto de ciudadanos españoles como de extranjeros,
de aquellos años. Como han dicho repetidamente varios de nuestros sastres “en
sastrería en lo referente a técnica está todo inventado. Esto es sastrería, no
física nuclear. Hoy en la sastrería no inventamos nuevas técnicas, ya que no
las hay, sino que nos limitamos a perfeccionar aquellas técnicas por todos
conocidas. De ahí que quien diga que ha inventado tal o cual cosa miente porque
de ser verdad que lo inventó con seguridad llevaría más de cien años muerto”.
Por eso cuando uno lee al Sr. Carlo Andreacchio, marido de Rita Maria, nieta
del afamado Augusto Caraceni, decir que “custodiamos el secreto del hombro
napolitano cerciorándonos de que solo un sastre por cada generación conozca su
fórmula única” se da cuenta de que cuando se trata de vender no hay nadie como
los italianos.
Al contrario que con otros abrigos, en esta ocasión no se ha
optado por el siempre atractivo doble picado – un picado al canto y otro a un
centímetro y cuarto por dentro –. Este doble picado que es una muestra de
dominio de la técnica era muy frecuente cuando las telas de los abrigos pesaban
mucho ya que al ser estas tan gruesas de tener un solo picado con el paso de
los años podían terminar haciendo que saltara la costura única. En nuestro caso
se prefirió optar por un picado ancho – un picado a un centímetro y cuarto del
canto – buscndo conseguir cierta esponjosidad en la costura evitando que se
infle el canto. Este picado María no se ha limitado a hacerlo solo en las partes
más visibles del abrigo sino que lo ha cosido, y siempre a mano, en todas sus
costuras. Además está hecho de tal forma que se insinúa pero en ningún momento queda
demasiado visible.
Como hemos ya comentado, una de los detalles que más personalidad
imprimen al abrigo son sus puños. Estos, apuesta de Daniel, se diferencian por
ser del tipo de media vuelta con un martillo natural que no tapa los botones.
Estos puños, muy poco frecuentes incluso en un abrigo clásico, se realizan de
manera independiente con mismo material que el resto del abrigo y con un forro
interior. De esta manera si más adelante se quieren quitar con solo descoserlos
aparecería la bocamanga estándar por todos conocida.
Las solapas están hechas como se hacían de antaño y siempre pensando
en su finalidad práctica. De hecho, de desplegarlas y sobreponerlas sobre el torso
el mismo quedaría totalmente cubierto quedando protegidos frente al frio y al viento.
Aunque ya hemos discutido aquí las ventajas e inconvenientes de
picar las solapas a máquina o a mano en el caso de los prastones, entretelas que se ponen para reforzar el pecho, tanto María, José como Daniel son
partidarios de picarlos a mano y con muy pocas puntadas para evitar que estos adquieran rigidez. De esta forma se consigue un pecho más flexibles y menos armados al estilo de los antiguos grandes maestros.
Si nos fijamos en el pecho este tiene una forma que da la
sensación de que el cliente tiene un fuerte pecho; algo que nos cuenta María Alonso se consigue con las pinzas y dando forma a esta parte con mucha plancha.
María insiste en que no olvidemos que este abrigo lleva exactamente las mismas
entretelas que una chaqueta normal lo que junto al hecho de que las solapas no
están cosidas a máquina la forma del pecho hay que conseguirla pinzándola con
las manos y dándole forma con la plancha.
Como hemos comentado, para José el abrigo perfecto, y las prendas
en general, son las que hacen al hombre delgado y atlético. Igualmente, él
también busca, al igual que hacía Antonio Collado, que las prendas queden
escotadas pero como dice él “siempre dentro de un orden”. Aprovecha este
momento para contarnos una anécdota que le ocurrió con un afamado cliente cuando empezó su andadura como cortador a los veintitrés años. Al parecer José en ese afán
de los primeros años de hacer una prenda que fuera una segunda piel confeccionó al cliente un traje que le quedaba exactamente como un guante. Sin
embargo, el cliente, quien se vestía normalmente en Antonio Collado, tras
verse con el traje le dijo que efectivamente le quedaba como una segunda piel
pero que él no quería que sus trajes fueran un fiel reflejo de su físico ya que
si había algo que a él no le gustaba era su cuerpo. En aquella conversación el cliente le explicó que él no quería que el traje acentuara sus defectos. Por el contrario, él quería verse más alto, más delgado y mucho más guapo.
En concreto quería una prenda que le hiciera más alto, con menos
barriga y mucho más esbelto. Entonces José le hizo una nueva chaqueta con los
parámetros de elegancia que lo acompañarían en el resto de su vida profesional
ganándole para siempre como cliente. Desde entonces José entendió el porqué de
la necesidad de no hacer segundas pieles sino prendas con hechuras que
mejoraran los físicos de sus clientes. Dicho esto, para José lo principal es
que el traje te diga algo y no te deje indiferente. “No se buscan perfecciones sino distinción y elegancia, que los trajes transmitan emoción. Y desgraciadamente esto no
lo puedes detectar cuando la prenda está hilvanada sino sólo cuando está terminada
y cuando ya no tiene solución”. De hecho en la sastrería Sánchez Caro estos
tres grandes amantes de la sastrería artesanal recuerdan una frase que presidía
la sastrería de Don Luis Villaseca y que decía algo así como que “la lana es una materia
noble, su elaboración textil ingenio y su culminación sartorial arte”. Y es
esta última parte, el arte, a lo que nos dice Daniel aspiran con su trabajo.
Indudablemente, la forma y diseño del abrigo puede o no gustar
pero creo que la calidad de la mano de obra está fuera de toda duda siendo hoy
prácticamente imposible encontrar, sin lugar a dudas en España, un sastre con
la experiencia y conocimientos suficientes como para hacer un abrigo con la
calidad y detalles de la prenda esta semana estudiada. Para aquellos que miren
a Inglaterra, Francia o Italia como la meca de la sastrería a medida y que en
el mejor de los casos se muestran indiferentes con el trabajo que realizan
nuestros sastres nacionales me gustaría aprovechando la confección de este
abrigo animarles a hacer el siguiente ejercicio.
Y este ejercicio no consiste en otra cosa que leer tanto el texto
como los comentarios que se realizan por lectores de medio mundo a un abrigo
parecido a este realizado por el afamado sastre francés Cifonelli
(abrigo cruzado Cifonelli). Simon Crompton, responsable de uno de los
mejores blogs de moda clásica, califica a este abrigo con un: “this is a
beautiful, beautiful coat, and one of the finest things I have ever worn”. Si
tenemos en cuenta que Simon es un gran entendido y que ha tenido la enorme
suerte de poder experimentar de primera mano el buen hacer de los mejores
sastres del mundo (italianos, ingleses, franceses, alemanes etc) deberíamos dar
por buena su afirmación de estar frente a una de las prendas más exquisitas que
jamás nunca haya conocido.
Y de leer los comentarios hechos por muchos de los lectores, muchos de ellos también grandes entendidos de la sastrería más artesanal, llegamos a la conclusión de que este abrigo de Cifonelli es una de las prendas más perfectas jamás realizadas. Sin querer ni muchísimo desmejorar la gran labor realizada por el taller de Cifonelli animo a los humildes lectores de este blog a comparar las fotos de uno y otro, y gustos y cuerpos de los protagonistas aparte, analizar la terminación de una y otra prenda y sacar sus propias conclusiones.
Y de leer los comentarios hechos por muchos de los lectores, muchos de ellos también grandes entendidos de la sastrería más artesanal, llegamos a la conclusión de que este abrigo de Cifonelli es una de las prendas más perfectas jamás realizadas. Sin querer ni muchísimo desmejorar la gran labor realizada por el taller de Cifonelli animo a los humildes lectores de este blog a comparar las fotos de uno y otro, y gustos y cuerpos de los protagonistas aparte, analizar la terminación de una y otra prenda y sacar sus propias conclusiones.
Con mis conclusiones muy claras, no puedo sentir sino solo rabia
cuando compruebo como auténticas piezas de museo salen de nuestras sastrerías
sin pena ni gloria y cómo por no haber sabido dar a conocer nuestro producto
fuera de nuestras fronteras la sastrería española sigue siendo una perfecta
desconocida fuera de nuestras fronteras. ¡Qué duda cabe que habernos apellidado
Carduccio, D´Amico, Bellini etc. todo nos hubiera sido mucho más fácil!. Y si
además hubiéramos sido capaces de no limitar nuestras aspiraciones a ser el
sastre preferido de los vecinos Barrio de Salamanca o de Pedralbes y hubiéramos
tenido unas metas más altas apellidos como Alonso o Schleissner hoy serían también
objeto de culto por esos clientes de sastrería a los que no les importa
gastarse auténticas fortunas, recorrerse medio mundo y esperar largas listas de
espera con tal de hacerse con una prenda del afamado sastre del momento.
El
Aristócrata
16 comentarios:
Precioso abrigo.Un saludo
Sin lugar a dudas el abrigo mas bonito que he visto en mi vida. Además, te queda precioso y con muchísimo estilo.
No creo q haya hoy en España un abrigo de este nivel de acabados. Aunq me temo q tp habrá muchos sastres q sean hoy capaces de hacer un abrigo de estas características.
Un saludo.
Alberto
Magnífico artículo, magnífico abrigo, yo quiero uno como ese...jejeje.
Solo tres cositas...
Ya sé que es duro pero ¿podemos hablar de dinero?.
Segunda cosita, creo que no tiene usted ninguna entrada para el pelo... ¿Podríamos hablar del pelo mas acertado, uso o no de gomina, etc.?
Por último, ¿Cree usted que en el caso de ganar las elecciones las gentes de PODEMOS "denostarían" el buen gusto y el buen vestir?...
Carlos López
El buen gusto en el vestir hace tiempo que está "denostado" en este país, si es que lo ha habido alguna vez. No creo que una apreciación política sea objeto de este blog.
A mí lo que me parece es que vamos en un tren a toda velocidad hacia el "todo vale" en cuanto al vestir y al saber comportarse.
Nadie corrige, no se inculca educación ni saber estar, y la gran mayoría prefiere no esforzarse.
Vivimos en una sociedad donde prevalece el "QUÉ" y el "CUANDO", y que olvida, o no le importa, el "CÓMO" y el "PORQUÉ".
Hola Carlos,
Respecto al precio creo q es mejor dejarlo de lado ya que el material con que está hecho desvirtuaría todo enjuciamiento. Del pelo ya poco puedo opinar y sobre lo el tercer punto yo creo q la elegancia no es propietaria, y hoy como bien ´se acaba de apuntar hoy más q nunca, de ninguna corriente política. La realidad es que cada día se viste peor y lo q es peor, cada día se ve con peores ojos el que se vista bien.
EA
Estimado Aristócrata:
Es la primera vez que me animo a escribir un comentario en su página, y lo hago porque este post y, por supuesto, el abrigo al que se refiere, me han parecido magníficos. Así que, en primer lugar, quería felicitarle; se trata, a mi juicio, de dos perfectos exponentes de la esencia de su blog y de la sastería artesanal tradicional.
Por otro lado, no puedo dejar pasar la oportunidad de comentar la mención que hace al blog del Sr. Crompton y su reflexión sobre las diferencias entre la sastrería española y la del resto de países de nuestro entorno. Supongo que está siguiendo los encargos que ha hecho a tres sastres españoles (Langa, Reillo y Calvo de Mora). ¿No le parece que la valoración que hace de su trabajo, aunque buena, es algo condescendiente? Muy interesante, por cierto, la reflexión que hace sobre la relación entre trabajo a mano y precisión (http://www.permanentstyle.co.uk/2014/07/spanish-tailors.html) que recuerda a algunas discusiones que Uds. han tenido en este foro en el pasado.
En fin, en todo caso quería agradecerle su buen hacer con este blog, que es muy reconfortante, la verdad, en unos tiempos en los cuales las formas y buenas maneras aparecen despreciadas, ninguneadas, apartadas en un rincón.
Un cordial saludo,
Salvador
Pd.- Su idea de la chaqueta vaquera me parece un disparate colosal, en todos los sentidos... y aún así estoy deseando ver el resultado. Gracias a Ud. estoy abriendo la mente, jaja.
Es tan cierto como incorrecto que tenemos prendas como el abrigo cruzado, el pañuelo en la solapa o el sujetacorbatas como testigos de una época que no queremos revivir y en la que la política estaba desgraciadamente demasiado presente; ese vestir en este país ha representado siempre el reaccionarismo más rancio y lo tenemos grabado en el inconsciente colectivo.
Pero precisamente por eso es importante que leamos y entendamos páginas como esta. El estilo, la vestimenta, el cuidado y, en definitiva, la elegancia no son EN ABSOLUTO propiedad de los rancios, sino que se puede y se debe entender de manera independiente...
Lo paso genial viendo este mimo por el detalle. Nunca me gastaré los dinerales que ni se quieren mencionar, pero saber que existen estas cosas es, como mínimo, reconfortante
Hola Salvador,
Gracias por animarse a comentar. Respecto a los artículos que ha sacado Simon sobre los sastres españoles tengo, digámoslo así, sentimientos encontrados. Por un lado es de agradecer que hayamos conseguido entre todos haber despertado la curiosidad de críticos internacionales hacia nuestro trabajo. Hace apenas unos años fuera de nuestras fronteras no se sabía ni de nuestra existencia sartorial. Y esto se lo debemos a blogs como el de Simon. Sin embargo, en lo q no estoy tan contento es como se nos ha tratado. Los que sigan este blog, dentro de los que por supuesto me incluyo, habrán visto como cuando Simon se hace un traje con un sastre italiano o inglés narra las dos o tres pruebas que le hicieron. Es decir, le han probado tres veces. Por el contrario, a los sastres españoles a los que les ha hecho el reportaje solo ha ido una vez. En el caso concreto de Reillo, este se limitó a tomarle medidas y sin prueba alguna confeccionarle un traje y mandárselo por DHL. Joaquin por su parte le tomó medidas el viernes a la noche y el sábado a la mañana le probó lo poco q le dio tiempo a hacer. Además a uno le pidió un traje de lino y al otro de algodón; telas mucho más difíciles de coser que las lanas que le hacen otros sastres.
Esto no lo dice en sus artículos y sin embargo sí menciona que si en tal sitio le hace una pequeña arruga o si un hombro se levanta un poco allá. Yo creo q es justo decir los fallos pero al menos les debería dar la oportunidad de que le hicieran por lo menos una prueba (algo que sí hace con el resto de sastres como queda claro en sus artículos). Si los vas a comparar hay q dar a todos las mismas oportunidades. Y eso q a tenor de las fotos los trajes, teniendo en cuenta las circunstancias, quedaron francamente bien.
Veremos que sale de esa chaqueta vaquera. Lo mismo sale todo un disparate pero por intentarlo….
Estoy contigo Daniel "la elegancia no es en absoluto propiedad de los rancios".
Un saludo
EA
Discrepo en una cosa, si me permite. No se trata de tener un sonoro nombre italiano o inglés. Se trta, como bien dice, de limitar el universo a Salamanca o Pedralbes. Eso, no es culpa sino de los propios sastres, que no han sabido vender su técnica. Ni siquiera han sabido crear un estilo español, como el napolitano, el de Savile Row, o ese estilo francés de Cifonelli o Camps de Luca, que no es sino una mezcla de ambos. La mano de obra puedeser maravillosa como ese abrigo, pero si no se vende un estilo, no vendemos casi nada. Y no olvidemos algo fundamental: no se crea industria. Anderson & Sheppard o Henry Poole, Gieves & Hawkes, o Rubinacci, Attolini, Caraceni, o Cifonelli... son la X generación de una INDUSTRIA, aunque sea una industria manual, claro. ¿Qué hay en España parecido? Santa Eulalia, Burgos y López Herbón y casi nada más.
Simon Crompton ha comentado en varias ocasiones la sastrería española, desde Reillo y López Herbón hasta Burgos y Santa Eulalia. Su opinión con la calidad del trabajo es muy satisfactoria (sobre todo con las camisas de Burgos), pero... hay que vender una historia y no lo hacemos: Recuerde la historia que Ud mismo cuenta sobre el santo grial del hombro napolitano cuyo secreto es custodiado por un solo sastre de cada generación. No olvidemos la historia de James Bond con las sastrerías de la Row y las camisas de Jermyn... aunque luego le vistieran en Brioni por imposiciones publicitarias. Y así, mil cosas más.
Perdón por el rollo, pero no me he podido contener. Un saludo.
Estimado Anónimo,
Yo no he dicho q solo sea un apellido italiano. Es más, estoy totalmente con usted. Gran parte de la culpa, la mayoría, de q nuestros sastres o camiseros no sean conocidos fuera de nuestras fronteras es por su culpa y solo su culpa. Pensaban, y algunos todavía lo piensan, que solo había q trabajar detrás de la mesa de corte olvidando q tan importante es hacerlo detrás como también fuera de ella.
No han sabido/querido juntarse, y eso q son bien pocos, tampoco han apostado por salir fuera…. y un larguísimo etcétera q tp es cuestión de numerar aquí. Pero como bien dijo Rubinacci a un sastre español cuando vino a Madrid: "Tan importante es saber hacer bien un ojal como venderlo".
EA
Abrigo rancio, rancio. Haría buen conjunto con un sello grande de oro en el dedo, un buen alfiler de corbata y un peluquín.
Saludos,
Onofre.
Pues ya quisiera yo una docena de esos abrigos que a usted le parecen rancios.
Enhorabuena señor Arsitócrata le sienta como un guante, este tipo de abrigo me llama especialmente la atención desde que se los vi al príncipe Carlos.
... y como por casualidad, ya que hablabamos de ello hace un par de días, el amigo Crompton comenta su nueva chaqueta donnegal de Calvo de Mora. Y la pone en primer lugar entre lo que se ha hecho en España (en trajes/chaquetas, quiero decir), ponderando la calidad de la construcción. Una buena publicidad para el español, que tal vez en esta ocasión tuvo oportunidad de hacer más pruebas a Simon en alguno de sus viajes a Madrid. Parece que en un próximo post comentará unos pantalones también de Calvo de Mora.
Solo hay que ver la ausencia de páginas web de las sastrerías españolas para darnos cuenta a que distancia estamos de los líderes del sector.
Peor aún, hay cada página web que dice muy poco del sentido estético del propietario de dicha página.
FJ
José Alonso no es solo el mejor sastre (como habitualmente conocemos) es un artista de la sastreria como Velazquez o Goya fueron de la pintura o Beethoven a la música , todo lo que realiza está impregnado de sabiduría artística y perfección .
Es el único que en la realización sartorial le añade la vena artística que lleva dentro en sus acabados .
Es el único en España y en Europa que realiza su hobby sin ningún interés económico y esto lo digo porque tengo conocimiento y conozco profesionalmente el arte de la sastreria desde que los ingleses inventaron el arte de buen vestir del hombre.
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