YOU ARE WHO YOU ARE WHEN NO ONE IS LOOKING

Tener personalidad a la hora de vestir no significa llamar la atención vistiendo de manera estrafalaria.[...]

Tener personalidad a la hora de vestir no significa llamar la atención vistiendo de manera estrafalaria. Significa, por el contrario, vestir como crees que se debería dejando de lado la presión social que casi obliga a ir en camisa, cuando no en camiseta, y vaqueros.

Que se viste cada vez peor no es una opinión, es una realidad. Obviamente, si pensamos que ir en mangas de camisa y con náuticos al trabajo es más correcto que hacerlo con chaqueta y zapatos de cordones justo resulta negar dicha realidad.

Tener personalidad en el vestir no es hacerlo como te venga en gana, es mantener un mínimo de educación aun sabiendo que no todo el mundo aprobará tu decisión. Muchos de los cuales, por cierto, saben que es lo correcto pero que, por mimetizarse con la corriente de su entorno, siguen la tendencia del sin corbata o del sin chaqueta. Dicho de otra forma, personas que hasta hace bien poco vestían orgullosos sus trajes, en muchos de los casos muy buenos trajes, y que hoy abrazan la corriente que marca la mayoría. Una mayoría que cree que vistiendo en plan “me da igual todo” se posiciona cerca de los grandes gurús norteamericanos de las nuevas tecnologías. Por otro lado, todavía nadie me ha explicado por qué resulta necesario vestir con camiseta para ser emprendedor en este país.

En definitiva, tiempos de imitación donde conviene dejar de lado tu pasado, tus hábitos, tus costumbres e incluso la tradición de tu país. Claramente mejor renunciar a aquello que te enseñaron de pequeño a que te resbale lo que los demás hagan. ¿Qué pensarán de ellos mismos aquellos que hace unos pocos años vestían con corbata, hoy van en mangas de camisa y mañana harán lo que en ese momento toque? Personalmente, pienso que nunca ha habido más falta de personalidad en el vestir que en tiempos actuales.

Cuando hablas de esto con personas seducidas por la nueva corriente sueles encontrar, casi siempre, las mismas respuestas. Que el hábito no hace al monje, que se trata de trabajar lo más cómodo posible, que qué más da ir con chaqueta que sin ella, que lo importante es hacer bien el trabajo y respuestas similares. En cambio, más si estas personas son de un estrato social alto, no dudan en enfundar a su chofer con traje, a sus asistentas del hogar con el uniforme correspondiente y a las recepcionistas de su despacho con traje de chaqueta. ¿Acaso un conductor no iría más cómodo y, además, haría mejor su trabajo con zapatillas? ¿La asistenta del hogar no limpiaría más cómodamente en pantalón que en uniforme? ¿El personal de recepción no pasarían sus ocho horas de jornada laboral mejor con un jean y un polo que con un conjunto de oficinista? Como tantas cosas en la vida, cada uno se engaña con la excusa que más le conviene.

Entonces ¿por qué lo hacen?: ¡por imagen! Sí, por imagen. Porque la imagen efectivamente es importante y también a ellos les importa. Se trate de un chofer, de una asistente del hogar, de la secretaria o del cocinero, quieren que estos den la mejor imagen frente a clientes o amigos. ¿Y si a ellos les exigimos un determinado tipo de vestimenta, por qué nosotros solo respondemos a la máxima de la comodidad? ¿Acaso no mostramos una imagen más profesional con chaqueta que sin ella? ¿o con corbata que con traje y sin ella? ¿tan difícil de entender es que vestir en un entorno profesional con corbata es una muestra de respeto y educación tanto a tu lugar de trabajo como a las personas con las que te reúnes? ¿No conduce el chofer muchas veces hasta con la corbata y la chaqueta puesta? ¿Por qué a él sí le exigimos ese respeto y nosotros lo obviamos? ¿Acaso los “uniformes” solo son para los trabajos de base? Y ya que vamos de modernos, ¿hay algo menos moderno que la segmentación por clases? Nuevamente, cada uno se engaña con la mentira que más le conviene.

Y volviendo al título del artículo: “you are who you are when no one is looking”, no parece menos verdad. Seguro que muchos de los que aquí nos leemos recordaremos como siendo pequeños al llegar a casa o a la de un amigo su padre seguía vistiendo de manera parecida a cuando salió por la mañana de ella. Independientemente de que en ese momento estuviera acompañado o solo. Prueben hoy a presentarse en cualquier casa sin ser esperados. Prueben, prueben.

Obviamente, también hoy seguimos encontrando personas, y de todas las edades, que independientemente de su cargo, estén en tiempo de trabajo o libre, solos o acompañados, en verano o en invierno, en la playa o en la ciudad visten acorde a un estándar atemporal de educación. Y lo hacen porque saben cuando se puede vestir casual y cuando no, cuando vestir un zapato negro o cuando hacerlo con unas alpargatas. Saben que no parece muy lógico vestir la misma ropa en el trabajo que con sus amigos de cañas, con un cliente que en una cena relajada con su pareja, en una boda que en un lunes de oficina, en el campo que en la ciudad, por la mañana que por la noche, en tu coche que en un avión etc.

Y por ellos es por los que se sigue escribiendo este blog.

El Aristócrata

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COMENTARIOS

24 comentarios

  1. Completamente de acuerdo en todo. La fealdad está de moda. Asistimos hoy en dia a la sociedad del todo vale y carencia de valores que se refleja en el vestir y manera de comportarse. Siempre nos quedará este blog como refugio.

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  2. Como tantas cosas, el vestir es un reflejo de la sociedad. No se trata de lo práctico o cómoda que resulte, o no, una camiseta, sino de los valores que se esconden detrás de nuestra forma de vestir… Abunda el poco esfuerzo, el poco respeto o la individualidad -por no decir egoísmo- frente al sentido comunitario, entre otros y aunque no todos seamos conscientes de ello. Se prefiere lo útil o cómodo en lugar de lo bello y verdadero. Y no, diría que no es cuestión de estilo, sino de querer mostrar respeto y valor por las cosas. Pero gracias a su trabajo, EA, podemos ver que también hay lugares donde abunda la luz. Y muy brillante.

    Un saludo.

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  3. ¡Cuánta verdad en tan poco texto! Pero incluso este se podría reducir más. ¡Educación! Sí, bastaría únicamente con educación. Con ella presente, el resto sería solo pura lógica.

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  4. Buenas tardes,

    A mi una de las cosas que me aterran actualmente, es ver como visten los padres a sus hijos pequeños. Con esa cantera, poco futuro veo. Pero claro, viendo cómo visten los padres, especialmente los hombres en la zona norte. Yo hasta se lo agradezco, me motiva extra para no bajar la guardia.

    Feliz semana a todos.

    Eneko

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  5. Considero que es una cuestión valores adquiridos desde la más tierna infancia. Y si es más adelante que se ofrezcan charlas a la juventud de adoctrinamiento, en el buen sentido de la palabra, para que entiendan que el buen vestir está relacionado con las buenas maneras en urbanidad, edifica a la persona y la hace respetable ante los demás y ante sí mismos.

    Existe una corriente que afirma que los jóvenes actuales para mostrarse rebeldes y contrarios a sus progenitores se vestirán de forma elegante y correcta como una muestra de rebeldía.

    Esperemos que cunda el ejemplo.

    Un abrazo a todos.

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  6. Totalmente de acuerdo!!! Y si además añadimos a la forma de vestir los cortes de pelo que ahora están tan de moda…la cosa está para echarse a llorar…

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  7. Muchísimas gracias por el artículo Sr. Aristócrata. Espero que, al menos por todos los que le seguimos leyendo, le siga mereciendo la pena mantener este blog muchos años más.

    No puedo estar más de acuerdo con el contenido del texto. Quizá tan solo añadir que el hecho de vestir bien nunca ha producido rechazo a mi alrededor. Más bien al contrario. Esta es la paradoja que no entiendo, la gente deja de vestir correctamente por presión social, pero esa misma sociedad se asombra y admira a quien viste con propiedad.

    Un abrazo para todos.

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  8. Nada más elegante, y tristemente vapuleado, que escribir en tu idioma natal y no recurrir al inglés para parecer absurdamente sofisticado. Nos cargamos nuestro idioma como el gusto por el buen vestir. La imagen no sólo se basa en el atuendo, sino también en la educación y buenos modales, y pocos tan distinguidos como respetar tu idioma.

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  9. Todos somos testigos de lo que expone el artículo. En mi oficina se ha pasado de llevar traje y corbata a venir en sudadera y con zapatillas. Al principio se me caían los ojos al suelo al verlo; ahora ha pasado a ser lo normal. Afortunadamente, al leer este artículo y sus comentarios, es gratificante saber que no estás solo y que perteneces a un grupo que sigue teniendo unos valores y una personalidad que no se deja llevar por esta corriente de vulgaridad y falta de educación.

    Felicidades a todos en general y al autor del artículo en particular por reunirnos a todos. Manteneos firmes.

    Un abrazo.

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  10. Excelente artículo López-Galiacho, como acostumbra.
    Si pudiera tener una sala de fiestas o un restaurante, el código de vestimenta sería: prohibido calzado deportivo (siquiera Hogan, Golden Goose, etc) jeans, leggins, gorras, camisetas, indumentaria pseudo deportiva, ropa decathlon, pintas de carterista o alunicero, cualquier calzado para hombres que no sean zapatos de suela de cuero, etc.

    Todo empezó con la llegada de los podemistas al Congreso, con esas pintas innobles, rastas y aspectos de mendigo, vestimentas del gañán. Más o menos en ese entonces. Ha sido la democratización del feísmo, el tuteo sin piedad.
    Aunque como siempre hicimos estimados compañeros, es ahora más que nunca que debemos vestirnos; zapatos, trajes, combinaciones de dos piezas, bonitas corbatas, camisas en condiciones, abrigos.
    Un cordial saludo

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  11. Buenas:

    Reflexiones interesantes. Yo diría que no hay límite a la laxitud en la forma de vestir. En mi oficina he visto de todo, hasta pantalones cortos o bermudas con camiseta y chanclas, así que ya no me sorprende nada. También creo que en general las mujeres visten algo mejor que los hombres, quizá también porque tienen más opciones de ir más o menos arregladas, especialmente en verano.

    Lo que sí me sorprende es el poco cuidado que se dedica al calzado, peor incluso que la ropa. Calzado inapropiado, deteriorado o sucio. Normalmente la ropa puede ser más o menos inapropiada, pero no se suelen ver prendas rotas o sucias, pero lo del calzado es atroz.

    Pero bueno, a mí personalmente no me molesta, que cada uno vaya como quiera; como decía, ya no me sorprende nada.

    Un saludo.

    Óscar

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  12. Supongo que hace 130 años también habría desmayos y sofocos como estos cuando nuestros admirados dandies decidieron no volver a ponerse el paletot y el plastrón para pasear por el parque. Y que hace 50 años también habría rasgamientos de vestiduras similares a estos cuando los consejeros menos educados o más transgresores dejaron de llevar chaqué a los consejos de administración. O cuando nuestros admirados bancarios británicos dejaron olvidados sus bombines en el perchero. La vulgaridad nunca ha dejado de acecharnos desde entonces

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  13. Antes de empezar el artículo leo los de las abuelitas, el pene y lo de los 11 hijos y dejo el artículo para un día que esté muy aburrido. Se notan manos ajenas que desprestigian el foro. No me escandalizo, pero recuerdo a mis tías abuelas de 11 y más hijos que no estaban cómodas con conversaciones de ese tipo, y le podían dar clases de todo, sexo incluido, al fantasmón de turno

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    1. El encabezamiento del artículo con lo de las abuelitas, el pene y los 11 hijos no puede ser de peor gusto. Una señora mayor con 11 ó más hijos le podría dar clases de todo, incluidas las de sexo, y no apetecerle conversaciones con el pene por delante. Sin duda no es el aristócrata el que lo escribe. Pasaré de leer el artículo. Está mal escoltado

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  14. Hola.
    Yo voy ya a entrar en los 60, soy de los que van al trabajo con traje o conjunto de pantalón y chaqueta con corbata, lo ví en mi padre y mi padre me dijo que le gustaría que yo siguiera su costumbre, eso hago, a mí me gustaba verlo así, hasta incluso cuando salgo de ocio con mi mujer, relajo un poco el atuendo pero sin perder la esencia del vestir clásico, pantalones clásicos y si no llevo chaqueta uso baracuta, muchas veces con corbata, de mis 2 hijos uno ha salido a mí, hablamos e incluso vamos juntos a comprarnos ropa, a su mujer le gusta verlo así, a mi otro hijo imposible convencerlo, me comenta que ya como yo y su hermano pocos van al trabajo, en fin… al menos se que el legado de mi padre continuará cuando me vaya, si llegara a conocer a mi nieto intentaré inculcarle junto a mi hijo nuestro legado código de vestimenta.

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