Y LA HORA VOLVIÓ A SER DE PLÁSTICO

El lanzamiento del Swatch MoonWatch ha sido, sin duda, la noticia más destacada del pasado año en la industria relojera.[...]

El lanzamiento del Swatch MoonWatch ha sido, sin duda, la noticia más destacada del pasado año en la industria relojera. Quizás, desde el lanzamiento del Apple Watch no se había vivido una locura semejante en el mercado por un reloj de plástico, que además, podríamos considerar barato. ¿Locura o genial estrategia de marketing?

La industria relojera recuperó en 2022 la alegría previa a la pandemia y aunque las cifras de turistas siguió por debajo de los esperado, y con ello las ventas de artículos de lujo como los relojes, lo cierto es que el mayor interés de los clientes nacionales permitió a la mayoría de las marcas cerrar con unos resultados buenos. Aunque como siempre, las cifras son más que secretas.

Si tuviéramos que definir el año con una palabra, y que esta fuera un color, no hay duda de que 2022 fue verde. Lo vimos en esferas y biseles, y por supuesto en correas. Series limitadas, reediciones del pasado o simplemente nuevos modelos que al tradicional fondo negro, le pusieron un poco de color. Por cierto, que, por fin, muchos fabricantes se animan a ofertar alternativas al armis, en caucho, cuero o tela de manera paralela a la venta del propio reloj. Se ha convertido en el regalo adicional al comprador fiel, que compensa la cada día mayor ausencia de descuentos.

Se agradece el cambio de tonalidad, pero aburre que todos hagan lo mismo. Pero como el dicho, para gustos, los colores. Personalmente y como nunca he tenido un reloj verde, agradezco la iniciativa y ya tengo encargado un Jaeger-LeCoultre Polaris edición boutique, de cuyo diseño estoy enamorado hace años y que me parece una pieza excelente tanto por calidad como versatilidad de uso.

VA POR TRIBUS

Lo cierto es que como observo en el mercado, los compradores de relojes nos estamos reuniendo en diferentes grupos, que en algunos casos, casi, son como tribus independientes y hasta enfrentadas. Los que seguimos amando la relojería no hemos entendido los movimientos especulativos que supone la compra de algunas piezas. Vamos, los entendemos pero no los compartimos. Cada uno es muy libre de invertir en lo que quiera y ya sabemos que determinadas marcas y modelos se han convertido en un valor refugio seguro.

Entre unas cosas y otras, nos pilló de sorpresa el lanzamiento de Swatch. Nada menos que todo un Omega Speedmaster con pila y de un material llamado biocerámica y que es una mezcla entre polvo de cerámica y plástico (bueno, tiene un nombre más técnico pero básicamente es eso). Todo muy sostenible, porque hoy en día cualquier producto o servicio que no lleve esa etiqueta que se olvide de vender y desde luego, a Swatch no les va a enseñar nadie a hacer este tipo de relojes que arrasan desde hace décadas.

La operación tiene desde luego mucha más enjundia de lo que parece y no saben ustedes lo que daría por escuchar las conversaciones que debieron tener en el comité de dirección del grupo relojero. El debate debió de ser fabuloso. Omega no es una marca del grupo Swatch, es la marca. Se dice que representa incluso más del 50% de las ventas del grupo. Éxito bien merecido con una gama amplia, bien hecha, bonita y con historia. Ser el primer reloj en la luna es un hito y que lo luzca en la muñeca James Bond un alto honor que se traduce en una notable cifra de ventas.

Pero ¿permitir que se replique tu modelo más icónico en plástico y con una pila como fuente de alimentación? ¡Sacrilegio! debieron gritar muchos en aquella sala. Aunque hay que reconocer que habida cuenta del éxito de la operación, tanto si se aprobó por mayoría o fue imposición del gran jefe, el hecho cierto es que han triunfado por partida doble.

La locura de ventas de los primeros días con personas haciendo cola durante la noche en todas la boutiques Swatch del mundo es una imagen difícil de olvidar. Y los precios de reventa rompieron récords, porcentualmente mucho mayores que los de un Rolex Daytona de acero. En dos palabras, ‘im presionante’.

Cuando por primera pude tener un en mis manos mis sensaciones fueron extrañas. Soy orgulloso propietario de un Speedmaster de los 90, considero es una de las esferas de cronógrafo mas bonitas de la historia. Y te da lo mismo que le pongas su armis original, que una nato o cualquier correa de cuero artesanal, el reloj siempre queda bien. El MoonWatch es claramente otra cosa.

De todos los modelos, me han gustado especialmente Saturno y Marte. El primero por la originalidad de representar los característicos anillos del planeta y el segundo, por esas agujas de las sub esferas que homenajean a las del Speedmaster prototipo de la expedición polar de los años 70. Muy chulo. Aunque la verdad es que han conseguido que haya uno ideal para cada persona.

A día de hoy, casi un año después de su lanzamiento sigue habiendo una teórica rotura de stock que considero más una una política de ‘cuentagotas’ para mantener la expectación de un público que peregrina cada semana por la boutiques de su ciudad en busca del modelo que le falta para completar la caja. Este reloj ha conquistado el corazón de los coleccionistas y lo que es aún mejor, a mi juicio, ha abierto las puertas de la relojería a muchos jóvenes que se nos habían perdido a favor de los engendros digitales.

¿Qué ha sido de Omega tras este terremoto? Pues que ha subido aún más sus ventas del Speedmaster. De nuevo sin cifras oficiales, pero con análisis de mercado doméstico por las principales tiendas, se percibe que hay alegría en las ventas del modelo pese a su notable subida de precio. Lo dicho, un triunfo por partida doble y visto lo cual, estoy convencido que veremos nuevos y próximos ejemplos de relojes emblemáticos de otras marcas del grupo pasadas por el tamiz del plástico, o biocerámica. Hagas sus apuestas, yo tengo mi candidato y se llama como la profundidad máxima que lucía en su esfera en los años 50…

Javier Arias

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COMENTARIOS

13 comentarios

  1. Es increíble, y para mí incomprensible, el éxito de este modelo. Yo lo achaco un poco a lo de siempre, no todo el mundo lo puede tener y por eso lo quiero. Si fueras a la tienda y pudieras llevarte 50 perdería su atracción.

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    1. Excelente artículo Javier, puede explicar el aumento de precio de los Omegas. Yo tengo el primer modelo de seamaster co-axial y no pagué ni 2.000€ y ayer miré en la web oficial y estaba por encima de los 6.000€. Por ejemplo, los Panerai, no se han revalorizado tanto. ¿Hay algún motivo especial?

      Gracias y buen fin de semana.

      Eneko

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      1. La estrategia de precios responde a dos aspectos fundamentales. El propio coste del producto sobre la base de los gastos de su producción, distribución, marketing, etc. Y el propio mercado. Para posicionarse más premium y competir contra otras marcas.

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  2. El mundo del lujo está experimentando un cambio bastante curioso. Antes el lujo podía ser un repetición de minutos o un tourbillon. Hoy esos relojes, aún cuando sean de marcas premium, pierden como mínimo un 20% de su valor solo unos metros después de la puerta de la tienda donde lo compremos. Sin embargo, un sencillo horas/minutos de un Nautilus gana un 50% el mismo día de comprarlo. Y ejemplos hay múltiples también en otros sectores: unas Nike Jordan de 150€ que pasan a costar 30.000€ por ser una edición en asociación con LV, pero que solo hay unos cuantos pares. En definitiva, la exclusividad ya no la marca tanto el valor del objeto sino su mayor o menor disponibilidad.

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  3. Sinceramente, al principio pensé lo que todos !Sacrilegio, anatema¡. Después me dije y ¿Por qué no?. Al fin y al cabo Swatch y sus relojes baratos y de plástico salvaron la relojería suiza. Tengo la surte de poseer un Speedy como los cánones mandan es decir plexi y fondo ciego, y es un reloj magnifico independientemente de su historia con la NASA. Y también dos Moonswatch Marte ( parecido al Proyecto Alaska)y Jupiter. Y un tercero Venus que es de mi señora. Los he utilizado este verano como si fuesen otro reloj de verano, cosa que no haría con el original, y es que hay relojes para todos los momentos y lugares. Para mi no es más que otro reloj divertido que poder llevar a la vista sin que te roben, este es otro tema importante ya que llevar según que piezas en mi ciudad se ha convertido en deporte de riesgo y no son pocos los aficionados que ya no sacan sus piezas de casa. Y también por cierto, estoy de acuerdo en que es posible dado el éxito en que veamos otro icono de Omega relacionado con el mar en bioceramica.

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