RUMBO SUR

Disfrutemos de lás últimas semanas del invierno y desempolvemos las ganas de viajar, en nuestros clásicos o en nuestras motocicletas.[...]

Disfrutemos de lás últimas semanas del invierno y desempolvemos las ganas de viajar, en nuestros clásicos o en nuestras motocicletas. La primavera se asoma pero antes, cualquier excusa es buena para coger la carretera y la manta. Les conté mis rutas del norte favoritas y ahora amplio la serie con algunos recorridos imprescindibles por el sur de nuestra querida España. 

Cualquier camino empieza con un simple primer paso. Es una máxima que me aplico siempre, cuando hablo de viajar. Tanto si el viaje es físico por cualquier carretera, como si es más espiritual y afecta a mis conocimientos. Tanto en los primeros como en los segundos, en muchas ocasiones, la puesta en marcha se demora mas por la pereza que por las ciertas dificultades que la ruta nos pueda plantear. Estas últimas son, ciertamente, fáciles de superar, pero la primera es una enemiga dura que nos puede abatir antes de haber puesto en marcha nuestros pies. ¡Luchemos contra ella!

Quizás, por eso, me gustan tanto los viajes en moto. Equipaje ligero y arranque inmediato. De 0 al placer sobre la carretera en minutos…tengo las mejores vistas, me embriago de aromas y me integro en el paisaje como un afortunado espectador que no pasa por ahí por causalidad. Compartirlo con mis mejores amigos sólo puede acentuar el placer de vivirlo.

La primera de mis rutas funde paisajes bien dispares y me lleva desde la planicies de La Mancha, hasta los abruptos acantilados de la costa almeriense pasando por sierras maravillosas como son las de Cazorla y Segura. Arrancamos en la capital más animada de la Comunidad. Albacete nos provee de navajas, de buen vino y del mejor gazpacho manchego. Las opciones gastronómicas son numerosas y apuntemos algunos de los imprescindibles, aun a riesgo de que el patrón me corrija. Para mi gusto resulta simpático Nuestro Bar por la amplia propuesta de cocina local. Aunque los mejores recuerdos los tengo de El Callejón, buena comida y un museo imprescindible para los que como yo somos aficionados a la tauromaquia. Si queremos calidad, producto de primera y una elaboración impecable, Las Rejas es un nuestro sitio y por último, no dejemos pasar la oportunidad de disfrutar de la primera estrella Michelin de la ciudad, Albabol, un restaurante chiquito en espacio y grande en su propuesta gastronónica. 

Armados y bien comidos abandonamos la capital para disfrutar por una de esas carreteras nacionales imprescindibles, la N322 que une Albacete con Jaén. La ruta tiene dos variantes y la primera nos lleva hasta el final, aunque los tramos desde Úbeda son menos atractivos, bueno, diferentes. Pero nos enredaremos con una variante deliciosa. Abandonamos la N322 en Reolid y subimos hacia la sierra, hasta el pequeño pueblo de Riópar. Bordeando el río Mundo pasamos por el Puerto del Arenal, hacia Siles y la Puerta del Segura. Ahí debemos tomar una decisión importante, o mejor aún, apuntar la variante para una futura ruta que nos interna en la sierra de Cazorla bordeando el embalse del Tranco. Para dormir por la zona, el Parador Nacional es una buena opción y para comer, cualquier pequeño restaurante nos ofrecerá un montón de platos, sobre todo basados en las carnes de caza.

Retomamos nuestro camino en la Puerta del Segura y apuntamos hacia la Puebla de don Fadrique. Mientras serpenteamos por una carretera impecable, de vistas imponentes recordamos a nuestros amigos de Don Fadrique en Alba de Tormes y ya estamos pensado cuando montamos otra excursión para verles. Sin duda, nuestra mente vuela más rápido que nuestras motos.

La ruta aterriza en Andalucía y nos maravillamos con las fortalezas de Vélez Blanco y Vélez Rubio. Nos dejamos caer hasta Huércal-Overa y desde ahí pasando por Vera donde la Terraza Carmona merece una parada para degustar platos típicos. Llegamos a las Playas de Garrucha. En su puerto, hay un par de restaurantes donde disfrutar de su exquisitas gambas. Hacemos un último esfuerzo por uno de los tramos de carreteras de costa más bonitos de España, pasando por Mojacar y Carboneras. Salvo que dispongamos de una trail y queramos hacer pista, nos vemos obligados a salir hacia la nacional para volver a entrar por Níjar en el maravilloso espacio del Cabo de Gata. Aunque el bar de Jo ha cerrado, la zona es siempre apetecible para descansar unos días y recargar las pilas en cualquiera de sus hoteles de Las Negras, Rodalquilar o el propio San José.

SANTO GRIAL

Y ¿qué pasa si hemos llegado a Úbeda? Pues que nos encontraremos en una ciudad con un encanto especial, cuna de Joaquín Sabina, patrimonio de la humanidad y con tantas cosas que ver como su vecina Baeza, la ciudad donde Antonio Machado vivió una de sus etapas más prolíficas. Hay numerosas ofertas donde alojarse con encanto, antiguos palacios reconvertidos en hoteles, y lo mejor para disfrutar de su gastronomía local, donde el aceite es el protagonista absoluto. Hay un buen número de tabernas para disfrutar de tapas de primera.

Y como siempre, a la pregunta de si sólo pudiera elegir una ruta por el sur, ¿cuál sería? Lo primero es que me moriría de pena porque hay tanto donde perderse: la sierra de Aracena es para dedicarle un libro entero o la N432 desde Zafra hasta Córdoba es de lagrimón y tantas otras…pero quizás, hay una que tiene un especial significado para mí. Con mi primera moto de carretera, allá por finales de los 80, la peregrinación al GP de España en Jerez era una tradición que cumplíamos escrupulosamente. Tan divertida como peligrosa por culpa de unos cuantos imbéciles que decidían extender la competición a las carreteras. Pero bueno, es lo que había. Mi viaje de ida lo hacía por la Ruta de la Plata y la vuelta por los Pueblos Blancos. En dos palabras, im presionante.

Las motos más rápidas no dudaban en enfilar por la A384, por Bornos, Villamartín, hasta Campillos y por la carretera de Granada enlazar con la A4 para regresar a Madrid. Pero si, como siempre, lo importante era disfrutar de la ruta y no del destino, yo prefería desviarme por la A372 por El Bosque y Grazalema para terminar en Ronda. Es una locura de carretera, por el paisaje, los pueblos, los colores. Cada curva me descubría una foto aún mejor que la anterior. Y, una vez en Ronda, alojarme en el Parador Nacional, asomarme al Tajo sobre el río Guadalevín y visitar su magnífica Plaza de Toros. Hoy en día, la experiencia se completa con un almuerzo en Bardal, uno de los mejores restaurantes de dos estrellas de España y visita obligada si estás por la zona.

Aparquen la pereza, arranquen sus motores y salgan a disfrutar, que la vida es la suma de los kilómetros recorridos. Buena ruta.

Javier Arias

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COMENTARIOS

5 comentarios

  1. La experiencia de viajar en moto…es difícil de igualar. …Qué cantidad de personas, lugares y risas te brinda!! Extremadura también es una magnífica zona para descubrir!!! Gracias por el artículo 👏👏👏

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  2. Como siempre ha dicho el Sr. Arias “montar en moto es lo más divertido que se puede hacer con ropa puesta”. Gracias por la ruta recomendada. Extremadura la próxima, ¿te parece?

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