RELOJES Y AUTOMÓVILES, UN MATRIMONIO IMPRESCINDIBLE

El mundo de la relojería y el del automóvil han ido de la mano desde sus inicios.[...]

El mundo de la relojería y el del automóvil han ido de la mano desde sus inicios. La necesidad de medir los tiempos con precisión en los recorridos alimentó una colaboración que se ha prolongado con éxito hasta el día de hoy, donde, tanto para dar servicio en la competición como para justificar una estrategia de marketing, relojes y coches son una pareja ganadora.

Los lectores de El Aristócrata conocen nuestra devoción por las cosas buenas de la vida y en especial por los coches y los relojes. Por ello, hemos querido hacer un repaso de las asociaciones más destacadas entre marcas de ambos mundos. Algunas de ellas más que justificadas y otras, tan sólo consecuencia de las estrategias de marketing que apuran las similitudes entre sus potenciales compradores. No están todos los que son, pero veamos a continuación algunos buenos ejemplos.

LA CLAVE ES EL CONTROL DEL TIEMPO

El primer vínculo que se explota es, sin duda, la competición. Los automóviles nacieron y se desarrollaron en las carreras donde probaban su rendimiento y sobre todo su fiabilidad. Se organizaron pruebas increíbles como el fatídico París Madrid o la Mille Miglia y un sinfín de rallyes, muchos de los cuales se siguen organizando, como el de Monte-Carlo, y no podemos olvidar las carreras míticas de circuitos como las 24 de Le Mans.

El piloto, o el copiloto, primero, y más tarde sus equipos, portaban enormes cronógrafos para calcular los tiempos de cada tramo y medir las medias en las carreteras de enlace. En ocasiones, dichos relojes se atornillaban en el propio salpicadero para tenerlos siempre a la vista y terminaron formando parte del cuadro de mandos del vehículo. Hoy en día, algunas marcas conservan piezas analógicas de gran belleza mientras que otras han optado por el sencillo digital.

En su día, los Bentley lucieron en sus maravillosos tablieres de madera o aluminio relojes de la firma Jaeger y hoy en día, por aquello de la magia de la publicidad, llevan unos Breitling, tanto en los coches como en una colección especial dedicada a la marca. Por cierto, que ya como Jaeger LeCoultre lanzó un modelo el Ambox para Aston Martin que permitía abrir el coche desde el reloj, auténtico gadget de Q para 007. La relación se rompió y hoy en día Aston está ennoviada con Gerard Perregaux.

Pero, quizás, la marca más identificada con las carreras de automóviles desde sus orígenes sea Heuer. Fundada a finales del siglo XIX por Edouard Heuer, sus creaciones fueron las favoritas de los pilotos durante décadas. Ya en 1911 patentó un primer cronógrafo de abordo para coches y aviones llamado Time of Trip y en 1932 lanzó el mítico Autovia, contracción de Automóviles y Aviación. En los años 60 llegaría la eclosión con piezas tan emblemáticas como el Carrera, dedicado a la mítica carrera Panamericana o el Mónaco que inmortalizaría Steve McQueen en la película sobre Le Mans. Y varios cronógrafos dedicados a circuitos del mundo entre los que contó con el madrileño del Jarama.

En la actualidad TAG Heuer (el grupo del empresario saudí Mansour Ojjeh, dueño también de McLaren compró la marca en 1985 y la rebautizó con el nombre de su compañía Techniques d’Avant Garde) sigue apostando por el motor como fuente de inspiración y promoción con acuerdo con escuderías de F1 como Red Bull Racing y la marca Porsche.

Asociado con una marca mítica como es Ferrari encontramos otra marca relojera no menos destacada, Hublot. El reloj Hublot LaFerrari está construido con 637 componentes individuales y un tourbillon vertical suspendido. Este reloj, denominado MP-05 Ferrari LaFerrari Sapphire, tiene una forma muy original de mostrar la hora, y es que está formado por cuatro cilindros que muestran los segundos, horas, minutos y la reserva de marcha. Se hicieron 50 unidades y su precio fue de 300.000 euros.

CADA CARRERA CON SU RELOJ

Al igual que se asocian con marcas de coches, hay marcas de relojes que apadrinan carreras y en ocasiones su fama supera a la de propia prueba. Daytona beach ya era famosa en el mundo del motor por sus pruebas sobre la arena, pero cuando en los años 60 se institucionalizó el premio de Rolex con el modelo que lleva el mismo nombre, la fama traspasó fronteras.

Es verdad que a ello contribuyó enormemente el mejor embajador posible, el actor Paul Newman asiduo de aquellas carreras y que realmente lo utilizaba para cronometrarse durante los entrenamientos. El Rolex Daytona del actor tiene, lógicamente, una curiosa historia que contar. El reloj en cuestión fue un regalo de su mujer, Joanne Woodward, que nunca vio con buenos ojos la pasión del actor por el mundo de la velocidad. Cuando ambos rodaban una película, ‘Quinientas Millas’, que giraba en torno al mundo de los coches de carreras, Joanne le grabó en el reverso del reloj una singular dedicatoria, ‘Drive Carefully Me’. Años más tarde, Newman regaló la pieza a James Cox, el novio de la época de su hija Nell, que hace cuatro años decidió subastarlo y donar parte del beneficio a la fundación de la hija del actor. El reloj alcanzó la astronómica cifra de más de 15 millones de euros.

Chopard ha dado vida a la resucitada Mille Miglia. La prueba de resistencia y velocidad en carretera abierta más famosa de la historia y que unía Brescia con Roma. Se celebró entre 1927 y 1957 cuando el accidente mortal del piloto español Alfonso de Portago con un Ferrari acabó con la vida del piloto y una decena de espectadores, decidiendo las autoridades su clausura. Recuperada como carrera de exhibición, los afortunados participantes, además de poseer un coche acreditado para correrla, se llevan un Chopard personalizado.

En el mundo de las carreras, hay muchas pruebas míticas, pero desde luego las 24 Horas de Le Mans es una de las tres más importantes de la historia. Hoy en día se siguen celebrando en formato competición tanto para los prototipos y GT modernos, como una jornada histórica donde podemos contemplar verdaderas joyas de cuatro ruedas. Para inscribirse hay que pasar un riguroso filtro que analiza el pedigrí del coche. Y tanta exclusividad no podría tener peor reloj. En este caso, el patrocinador es Richard Mille, uno de los relojes más deseados por todos los aficionados a la alta relojería y al deporte (nuestro campeón Rafa Nadal luce uno mientras juega).

Y para terminar nuestra selección, una pieza realmente única. La firma Ateliers de Mónaco es un pequeño fabricante independiente que conjuga el glamur del principado y la tecnología relojera suiza, ofreciendo unas piezas realmente excepcionales y de precios desorbitados. Dedicado al Gran Premio de Mónaco y en concreto a la edición de 1966 que ganó sir Jackie Stewart con un BRM, estos artesanos han creado una pieza única en oro blanco, con tourbillon, 100 horas de reserva de marcha y una esfera increíble representando un lance de carrera. Precioso.

Por cierto, que cuenta una leyenda que sir Jackie Stewart usuario de Heuer y Rolex apostaba su reloj a quien le batiera en un slalom, ejercicio imprescindible para un aspirante a piloto que exige un absoluto control de las manos y los pies. Desconozco si es cierto o no, y si llegó a perderlo, pero como dice el dicho italiano: si non è vero èben trovato.

Amando Martínez y Javier Arias

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COMENTARIOS

4 comentarios

  1. Precioso reportaje, pero sinceramente no puedo con los Richard Mille, además de parecerme horrorosos, el precio es desorbitado. Soy el feliz afortunado de tener un Mónaco, aunque al ser unas primeras ediciones el cristal es de plexiglas y no hay forma de no rayarlo, por ello lo uso muy poco, pero es una preciosidad de reloj que pienso disfrutar dentro de algunios años, 20, cuando me jubile y no tenga el ritmo que llevo ahora.

    Felices fiestas a todos.

    Eneko

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    1. Estoy con usted Eneko, espantosos relojes los Richard Mille, que yo creo le quedan bien a Nadal en pleno partido y a nadie más. Hablamos de relojes con precios de varios centenares de miles de euros, pero sinceramente de querer tener algún tonneau, me compraría un Franck Müller, aunque ya esté pasado su apogeo.

      El trío que quiero completar en algún tiempo del que ya tengo uno hace muchos años y pronto me entregan otro es:

      Hublot Classic Fusion 38 con correa azul mixta caucho-cocodrilo, fondo azul y caja de oro rosa (belleza suprema la de este reloj)

      Cartier Tank Francaise 28 todo de acero (lo normal es verlo de acero y pequeños eslabones de oro amarillo) que como dice la propia Cartier es “eternamente moderno”

      Rolex Datejust 41 en acero, brazalete Oyster, bisel estriado de oro blanco y esfera azul con índices. Sencillo, esplendoroso, atemporal, muy preciso y sobre todo por poder nadar en el mar sin que le pase nada por bañarme con él.

      Precioso el Mónaco, por cierto

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  2. Qué artículo más interesante. Enhorabuena.

    Y gracias a los responsables pues esta página que nació como un blog hoy tiene el mejor contenido de calidad que concozco relacionado con el hombre y la buena vida.

    Un saludo desde Bogotá

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