PARA VERANEAR: EL NORTE

  Para veranear siempre preferí el norte.[...]

 

Para veranear siempre preferí el norte. A pesar de las playas magníficas que tenemos en el sur, el norte tiene una climatología, un ritmo de vida y un ocio mucho más cercano a mis gustos y personalidad. Y de algunos sitios magníficos que he conocido este verano me gustaría escribiros.

Para mí las vacaciones consisten en desconectar con lo vivido en invierno. Quizás por ello me resulte difícil entender como son muchos los que prefieren pasar las vacaciones cerca, o incluso rodeados, de las mismas caras con las que han convivido los once meses anteriores. Yo, en cambio, prefiero pasar al anonimato más radical, reencontrarme con amigos a los que a duras penas veo el resto del año y alejarme lo máximo posible del postureo y del dejarse ver de ciertos lugares que para otros son su “must” del verano. Además, cada vez veo menos encanto en pasar tiempo en las tan abarrotadas playas españolas. Las playas y el mar siempre saben mejor concluido septiembre.

Cero compromisos, familia, lectura, deporte, buena comida y mejor vino, paz interior y ser dueño absoluto de tu tiempo son el sueño con el que siempre comienzo las vacaciones. Viniendo de un año profesional duro y un verano tan atípico como el pasado este tocaba disfrutarlo a tope y, como desde hace años, puse rumbo a mi querida Biarritz. Si bien Biarritz también tuvo sus años glamurosos, hoy ese glamur, al menos como se entendía antaño, prefiere otros lugares. Pero no por ello Biarritz ha dejado de ser un sitio maravilloso.

A pesar de que la pandemia parecía haber pasado, por lo menos sí sus peores efectos, lo cierto es que el turismo era casi en su totalidad francés y disfrutar de restaurantes y tiendas ha sido más sencillo y agradable que nunca. Pero no os voy a hablar de sus tiendas de ropa, ni siquiera de Goyard. Lo voy a hacer de dos hoteles que bien merecen desplazarse allí a conocerlos.

El primero es el Hotel Beaumanoir, un diminuto hotel de ocho habitaciones alejado del ajetreo del centro, pero a distancia a pie de él, en un entorno precioso. Situado en las antiguas caballerizas de la Marquesa de Moratalla (para los amantes de la prensa rosa, apasionante su historia y la lucha de sus herederos por la fortuna familiar) y lindando con el hasta este año club de Bridge de Biarritz – propiedad en su día también de nuestra Marquesa – es un lugar de descanso idílico.

Alejado de ruido de coches, peatones y restaurantes uno puede tumbarse en una de sus hamacas que bordean su larga piscina y leer sin ser interrumpido por niños o turistas ruidosos. En este remanso de paz la atención es exquisita, todo parece ir a menor velocidad y el estrés se esfuma como obra de magia cuando uno empieza a hacer el check-in.

Decepcionado con el bullicio y el no siempre educado turista de dinero – dinero y clase no tienen por qué ir de la mano – dejé de ir al Du Palais. Buscando un digno sustituto para el que siempre fue uno de mis hoteles favoritos, me empecé a hospedar en el Beaumanoir atraído por su extensísima variedad de champanes; la oferta de Dom Pérignon es inigualable.

Las habitaciones son grandes, lujosas y con baños tan amplios como la propia habitación. Las sábanas, así como la ropa de baño o champús son de excelente calidad. Por fin toca olvidarse de estar detrás del camarero. Son ellos los que están en todo momento pendientes de ti. Si bien el menú no es muy extenso – tampoco es algo por lo que preocuparse teniendo tantos sitios alrededor del mercado Les Halles donde tomar un aperitivo o en el puerto de pescadores para comer un pescado fresco -, sí tienes asegurado un buen gin-tonic para disfrutar de la lectura y ver la caída del Sol.

Una mañana de compras (en Biarritz hay tiendas muy interesantes no pudiendo dejarlo sin comprar unas obligadas alpargatas), un aperitivo ligero, un baño en la piscina del hotel, un champan en su copa de mayor tamaño conocida como “piscina”, es un verdadero placer. Ducha y a disfrutar en Le Corsaire o en Chez Albert (ambos turísticos y sin grandes pretensiones) de un buen pescado. Si se prefiere marisco Fumoir Marin y L’Impertinent, este estrella Michelin, son los sitios a los que ir.

Para la noche Chez Ospi, Le Clos Basque, ambos restaurantes Michelin, pero de ambiente sencillo o el todavía más rústico Le Pim´pi. Si se busca un sitio más moderno y de preciosas vistas, Blue Cargo sigue siendo la opción a considerar. No obstante, el descubrimiento de este año ha sido Le Sin, en la ciudad del océano, un restaurante maravilloso con vistas tanto a montañas como a mar, de menú no muy amplio, pero de comida exquisita.

Cierto que hay muchas chocolaterías en Biarritz, aunque para mi ninguna como Henriet. Para desayunar mejor hacer apetito bajando del hotel al centro y disfrutar de un cruasán y un café en la pastelería Miremont – cuidado con los madrugadores pues no son de abrir hasta estar bien alto el sol.

Con el estrés ya solo como recuerdo y con las pilas cargadas nos fuimos otros días al interior de Biarritz, a 30 kilómetros del mar, pero rodeado de unas montañas increíbles (ver el video de la semana). Toda una Suiza a escasos minutos de España: Bidarray.

Nos hospedamos en el hotel Auberge Ostape, un hotel extendido a lo largo de 45 hectáreas donde en vez de habitaciones son casas independientes las que hacen de ellas. Si bien las habitaciones no tienen el lujo de las de Beaumanoir, contar con más metros, una terraza desde la que disfrutar de ese paisaje maravilloso y una gran independencia compensan aquella lujosa habitación.

Con un ambiente también bastante exclusivo y con solo unos pocos huéspedes se puede disfrutar de la piscina con gran paz. Este lugar es si cabe más increíble. Darse un baño o leer contemplando tanto verde y con tanta montaña es un privilegio como pocos. De verdad que hay que recorrer muchos kilómetros para contemplar un paisaje de semejante belleza.

Al estar las casas repartidas en tanto terrero, el hotel pone a disposición de todas ellas buggies con los que acercarse al edificio principal del hotel, a la piscina, al restaurante o a los establos, hoy ocupados por el maravilloso garaje de automóviles Porsches del dueño del hotel Henri Parent. Si bien el desayuno es correcto, la cena es magnífica, siendo obligatorio reservar pues su restaurante es un sitio de peregrinaje de muchos franceses. Cenar mientras cae el sol sobre las montañas es un espectáculo casi sobrecogedor. Y si el menú está bastante bien escogido, la bodega es todavía mejor. Si sois de los que disfrutáis del buen vino seguro que tendréis una velada magnífica.

Todos los caminos de la finca están cubiertos con una espesa vegetación siendo difícil creer que la frontera con España está a menos de una hora. Desplazarte en el buggie mientras enormes arboles te acompañan en el paseo es todo un deleite. Deleite que no hace más que aumentar si te diriges con el buggie hacia uno de los museos Porsche privados más interesantes cercano a España. Unos 20 Porsches se exponen en los antiguos establos de la finca. Perfectamente expuestos, no encontramos ningún modelo “normal”. Ediciones especiales, modelos de edición limitada, motorizaciones que salieron al mercado en muy pocas unidades, Porsches de colección que quintuplican su precio de salida al mercado, en definitiva, coches muy difíciles de poder comprar para el resto de los mortales, aun cuando dispusieran del dinero.

Alrededor de Bidarray encontramos pueblecitos con mucho encanto en los que disfrutar de la arquitectura local y de sus mercados locales. Pasear por los puestos de dichos mercados es un placer gastronómico pues, sobre todo, la charcutería, el fuet y los quesos son de lo más variado y sabrosos. Una pena que este concepto de mercado callejero, pero de calidad, se haya perdido en la mayoría de los pueblos de nuestro país. Saint Jean Pied de Port, Saint Étienne de Baigorry, Espelette, Louhossoa son solo algunos de los pueblos de los que disfrutar de un turismo sosegado, educado y tranquilo.

Esperando haberos transmitido un poco la paz que allí conseguí me encantaría si vosotros también recomendarais lugares, restaurantes, hoteles o incluso tiendas alejadas de los circuitos habituales que os hayan sorprendido.

Que tengáis una maravillosa semana.

El Aristócrata

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COMENTARIOS

15 comentarios

  1. Buenos dias: Es un pregunta al autor del blog .No hace falta que se publique mi pregunta.Me gustarìa que me recomendase un sastre en la provincia de Murcia y si no, de Alicante o Albacete.Muchas gracias,un saludo

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  2. Estimado Sr. Galiacho:

    Sin hacer ningún asco a Biarritz con toda su belleza y sofisticación a mí en verano no me sacan de mi Asturias ni a tiros. Lástima que se esté popularizando más de la cuenta y en breve esté “demasiado” de moda y muy llena de mesetarios (con todos mis respetos hacia ellos) , pues el turismo internacional parece ignorarnos. En fin, no tenemos estrellas del márketing en el poder. Y sigue siendo muy asequible, aunque cada año menos, razón por la cual nuestro turismo no es “high level” pero a los locales nos hace poca gracia. Si al menos hubiese cierto cosmopolitismo y menos chancla y camiseta tal vez cambiaría de opinión.

    Un cordial saludo.

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    1. Asturias es ineludible. Insuperable. Yo como asturiano e hijo de los tíos más elegantes ( y un verdadero señorazo ), hablo de mi fallecido padre del que conservo trajes impresionantes de Ciriaco, afirmo sin ningún genero de dudas que Asturias es simplemente inigualable en lo gastronómico, lo paisajistico o lo humano. Y como con la madre pues se va a muerte, con razón o sin ella. Siempre en tú equipo Naves.

      Por otra parte he pasado días encantadores en Biarritz varias veces en casa ( una maravilla) de unos amigos locales de allí. Si, muy bien…Pero es que aparte de que la ikurriña del Porsche me parece una bazofia hortera que sale en este texto, Biarritz es una delicia. Toda el área del Bearn, también. Campos norteños buscando los Pirineos, foie de escándalo, pimientos de Ezpeleta, pastel vasco….La pera . Recomiendo el libro ” La ventana daba al rio” para entender cuanto digo.

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  3. Querido José María:
    Recuerdo haberle leído ya lo del hotel Beaumanoir y por ello no dudé en irlo a conocer poco antes de la locura de la pandemia. Todo lo que decía de él fue cierto.

    Ahora me pone otra tarea: conocer también el Albergue Ostape. Y así lo haré. En cuanta lo visite se lo haré saber.

    Gracias por los consejos.

    Por cierto, 100% cierto, Le Sin es un buen descubrimiento

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  4. Víctor:

    La belleza de Asturias es incomparable. El único problema que yo le veo es que en verano hasta Asturias pierde parte de su encanto. El que se haya apostado por un turismo de masas y poco cuidado creo que es en parte el responsable.

    El que no se potencie el turismo de calidad en un sitio con tantas posibilidades es una pena. Pero lo mismo ha pasado en sitios como Fuenterrabia, Zarauz y muchos otros.

    Su tierra es preciosa y, además, es su tierra. 🙂

    Un saludo
    EA

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  5. Veraneo en Biarritz desde niño. Solo puedo darle un 10 en sus elecciones. Sobre todo la de los restaurantes. Y lo mejor de todo que lo hace con el conocimiento de quién ha estado en los sitios, no de quien escribe solo de oídas.

    No sabe como me gustaría que me llamaran la próxima vez que vinieran. Encantado estaría de invitarles a comer y enseñarles algún sitio que no está en su lista.

    Un abrazo

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  6. Viviendo en Madrid pero de familia Asturiana y Madrileña, tenemos casa en Asturias, en el epicentro del turismo de masas, Llanes. Si bien es cierto que no puedo ser objetivo porque llevo toda mi vida pasando al menos tres semanas al año en ese pequeño rincón del paraíso, si que coincido plenamente en que no se han jugado bien las cartas y que el turismo que nos está llegando desde hace años es de “sombrilla y Tupperware”, muy respetable, pero igual no es la opción que mejor encaja con las posibilidades de aquella tierra.

    Ahora bien, tomándo algo de distancia siguen quedando playas sin gente en pleno verano y restauranres que no están en el radar de los turistas, más aún fuera de temporada y a partir de septiembre sigue siendo una delicia, cuando ya solo quedan sus gentes y la vida vuelve a llevarse sin prisas.

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  7. Durante varios años en mi juventud pasé los veranos en Biarritz. Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice el autor.
    Quería mencionar que la Marquesa de Moratalla es la hermana del gran Alfonso de Portago (Alfonso Antonio Vicente Eduardo Ángel Blas Francisco de Borja Cabeza de Vaca y Leighton), XI marqués de Portago.
    Conocido por todos los aficionados al motor, 1º piloto español en correr para Ferrari. También participó en 1956 en los JJOO de Cortina d’Ampezzo. Tenía fama de Playboy, y falleció participando en las Mille Miglia de 1957. A raiz de su accidente la famosa carrera dejó de correrse.
    Perdón por extenderme en este tema, pero no quería acabar sin mencionar que se puede visitar su tumba cerca de Biarritz, concretamente en Arcangues (fue enterrado en Madrid y postriormente llevado a Francia).

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  8. He pasado varios veranos en Bayonne, muy cerca de Biarritz, y coincido plenamente con el autor. Aunque he de decir que, en pleno agosto, hasta Biarritz pierde parte de su encanto al llenarse de jóvenes ingleses, ricachones pero muy poco educados, en la búsqueda de “fiesta chic”. Recomiendo al autor que no deje de visitar otros pueblecitos magníficos del País Vasco francés como son La Bastide-Clairance (mi favorito) o Ainhoa.

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