NUESTROS CLÁSICOS EN LAS MEJORES MANOS

NUESTROS CLÁSICOS EN LAS MEJORES MANOS

Desde hace mucho tiempo, algunas marcas de automóviles se han tomado en serio mantener y recuperar a los propietarios ‘de toda la vida’ y no nos referimos sólo a aquellos que[...]

Desde hace mucho tiempo, algunas marcas de automóviles se han tomado en serio mantener y recuperar a los propietarios ‘de toda la vida’ y no nos referimos sólo a aquellos que llevan años siendo clientes, sino también a los que acceden por primera vez a la marca, pero comprando uno de sus modelos clásicos. Cada uno lo llama de una manera, pero todos nos garantizan el mejor servicio y la disponibilidad de piezas originales.

Es curioso que, durante mucho tiempo, el cuidado y mantenimiento de los coches, pasado el periodo de la garantía oficial se trasladaba al taller del amigo, del barrio o cuando no, al de una franquicia de supermercado. Sorprendente ha sido, y es, que en algunas ocasiones el mismo criterio se aplicaba a vehículos excepcionales, e incluso deportivos.

La culpa estaba repartida, por un lado, de propietarios que querían ahorrarse un euro en coches de cientos de miles y, por otro lado, en talleres oficiales, para quienes invertir tiempo en un coche de la marca con años era un suplicio. Acostumbrados a enchufar el ordenador y cambiar piezas, el trabajo con los clásicos era complejo y poco productivo. Es evidente que no se pueden tratar dos coches de la misma marca igual, cuando les separan decenas de años, tecnología y piezas.

Durante mucho tiempo fueron naciendo verdaderos y grandes especialistas que abrieron talleres dedicados exclusivamente a los modelos clásicos y allí fueron a parar la mayoría de los clientes. Hasta que los avezados gestores de las marcas se dieron cuenta de que no podrían perder ni una parte de su negocio de posventa y arrancaron con diferentes programas de mantenimiento, e incluso de restauración.

LA IMPORTANCIA DE UN CERTIFICADO

Quizás, uno de los puntos clave para poder entender el proceso es la necesidad de disponer, en algunos casos, de un certificado oficial que garantice la autenticidad del vehículo. Puede parecer una banalidad pero, en según qué coches, es muy importante, especialmente si estamos buscando una operación de compra o venta o llevarlo a una subasta, ahora tan de moda.

Así lo entendió una de las grandes, Ferrari, cundo puso en marcha su Ferrari Classiche. Gracias a que dispone de los archivos originales desde 1947, los técnicos del Cavallino Rampante son capaces de dar conformidad a cualquier coche con más de 20 años de antigüedad. Y lo que es aún mejor, disponiendo de los planos originales y siendo cada uno de sus coches casi esculturas, pueden abordar los procesos de restauración más complejos garantizando el uso de piezas auténticas, o bien de stock o bien fabricadas exprofeso para el coche en cuestión.

Los trabajos que se ofrecen son excepcionales y el hecho de que el taller se encuentre dentro de la propia fábrica de Maranello es un plus de garantía. Aunque para labores más sencillas se apoyen en talleres locales que han pasado por el correspondiente programa de homologación.

De la misma manera, su gran rival, Porsche entendió que no podía dar de lado a los entusiastas de la marca y que, por el volumen de sus producciones, la única manera de hacerlo era abrir espacios específicos dentro de sus propios talleres oficiales. Es verdad que no todos están homologados para trabajar con clásicos, pero la capilaridad de su red les permite cubrir grandes espacios del territorio.

Porsche Classic es un servicio que cubre desde la restauración hasta el mantenimiento. Tienen un catálogo de piezas impresionante y ofrecen también la posibilidad de homologar los trabajos para no tener problemas en las posteriores inspecciones técnicas.

Al igual que sus colegas italianos, la atención para con sus clientes se extiende a la convocatoria de eventos específicos, invitaciones a las mejores carreras de clásicos y hasta cursos específicos de conducción.

TODO POR LA MARCA, PERO SIN LA MARCA

Hay casos curiosos de marcas de primera categoría, para las cuales la atención a sus abuelos solo pasa por el cariño de cada nieto. Me explico, por ejemplo, RR y Bentley. Cuando las marcas se separaron allá por el año 1998, y cayeron en manos de BMW y de VW respectivamente, el mantenimiento de los históricos fue una asignatura pendiente. Los modelos de RR fabricados con anterioridad a esa fecha los mantienen mecánicos de Bentley, que fueron quienes se quedaros establecidos en su antigua fábrica de Crewe (UK).

Realmente, el cariño lo pusieron los concesionarios locales, que se hicieron cargo de atender a sus clientes más veteranos. Cierto es que la fiabilidad es muy buena y que se encuentran piezas de casi todos los componentes, pero los mecánicos modernos le tienen que poner mucha ilusión para adentrarse en las tripas de algunos modelos. Les aseguro que es reconfortante pero agotador.

Y cerramos nuestro repóker de ases del motor, con una de nuestras marcas favoritas: Aston Martin. De quien, en primer lugar, nos entusiasma su independencia, lo cual en los tiempos que corren es muy de agradecer y segundo porque no dejan de sorprendernos con coches de gran belleza y excepcionales prestaciones.

Como todos ustedes saben, la marca se fundó en 1913, en un pequeño taller de Londres por el piloto Lionel Martin y el empresario Robert Bamford. Las victorias del primero en la famosa prueba de subida en cuesta de Aston Hill supusieron la producción de un modelo con el nombre de Aston Martin, que a la larga se terminaría convirtiendo en el nombre comercial de la casa.

De hecho, las vicisitudes de propiedad de la marca comenzaron cuando se marchó Bamford y Martin tuvo que recurrir al soporte del conde Zborowski para sobrevivir. Duró poco y tras superar una bancarrota y el drama de la Segunda Guerra Mundial, la adquisición de la misma por el empresario David Brown cambió el signo de los tiempos. Brown había comprado también la marca Lagonda y fusionó ambas por lo que la marca pasó a llamarse Aston Martin Lagonda y sus modelos bautizados con las iniciales DB. Sí, de ahí sale nuestro queridísimo DB5 y todos los demás.

Desde los años 70, los cambios societarios han sido constantes. Durante casi 20 años fue propiedad de Ford y también tuvo periodos de inversores privados, entre los que se contó del 2007 al 2013 David Richards, el famoso patrón de Prodrive (aquel jefe de equipo de Subaru en el mundial de rallyes con el que Carlos Sainz tuvo tan buena relación…) Actualmente la marca es propiedad de varios fondos, algún inversor privado (por cierto, uno de ellos es español) y de Mercedes, que adquirió un buen paquete de acciones y además provee los motores AMG para los nuevos modelos.

Lo cierto es que, en los concesionarios de Aston Martin, en Madrid tenemos a un clásico muy reconocido como es Tayre, se toman muy en serio el cuidado y mantenimiento de los modelos más antiguos de la marca. Promueven muchas actividades con el club de propietarios y garantizan siempre la disponibilidad de piezas para que cada una de estas joyas luzca impecable y ruede por muchos años más.

Javier Arias

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COMENTARIOS

2 comentarios

  1. Estimado Javier,

    Gracias por el artículo, que decir de las marcas tratadas, me quedo con cualquiera, aunque si he echado en falta a Lamborghini. La hubiera cambiado por RR.

    Feliz semana,

    Eneko.

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  2. Muy acertado el artículo. Nunca antes los coches clásicos habían recibido tanta atención. Quizás el ser testigo de como el motor de combustión se va apagando haya hecho que aumente el interés hacia ellos. Y solo por ello los talleres oficiales han abierto espacio en ellos para estos.

    Si de un coche moderno se tratara yo no dudaría en llevarlo al concesionario oficial de la marca. Solo ellos tienen las máquinas para diagnóstico y para intervenir los complicados motores modernos. Sin embargo, como propietario de un RS del 73 y de un Dino 246 del 70 considero mejor llevarlo a un taller especializado pero con años de experiencia en estas “viejas” mecánicas. Poca gente hay en los talleres oficiales que superen los 60 años y es precisamente esta generación a la que le salieron los dientes “metiendo mano” a estos motores. Además, en los talleres modernos por más que insistan siempre preferirán cambiarte la pieza estropeada a arreglártela. Y los amantes de estos coches preferimos mecánicas arregladas a nuevas, aún cuando fallen más.

    Saludos desde el Sur

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