COCHES CON DUENDE

Decía Baldomero Sullá i Plana, sastre de la mítica Santa Eulalia, que un traje debía tener “allure”. Es decir, un traje debía tener encanto, trasmitir estilo.[...]

Decía Baldomero Sullá i Plana, sastre de la mítica Santa Eulalia, que un traje debía tener “allure”. Es decir, un traje debía tener encanto, trasmitir estilo. Un traje para Sullá debería seducir y cautivar. En definitiva, debía tener “duende”.

Y no somos pocos los que pensamos que un coche tendría que perseguir el mismo objetivo. Sin embargo, hoy la industria automovilística ofrece un panorama algo desalentador. Cada día los coches, aún siendo fabricados por marcas diferentes, se parecen más. Obviamente, se pueden diferenciar unos modelos de otros, pero no hay, ya no una marca, sino un modelo concreto que claramente se distinga del resto.

Atrás quedaron los años 60 y 70 donde se fabricaron algunos de los automóviles más bellos de todos los tiempos. Aquella fue una década donde los coches llevaban la firma de su creador, un diseñador responsable de la totalidad del diseño del coche y que obedecía solo a su criterio personal estético. Eran tiempos donde el diseño predominaba frente a cualquier otra consideración. Automóviles que te hacían sentir. Coches con alma…y con motor.

Leonardo Fioravanti, Giorgetto Giugiario, Marcello Gandini, Franco Scaglione o Paolo Martin no buscaban solo automóviles que pudieran venderse, buscaban que sus diseños emocionaran a la humanidad. Porque por aquel entonces eran coches, y no el metaverso, los que hacían que la humanidad girara la cabeza, se levantara y emitiera un interminable wow. Los jóvenes diseñadores más talentosos soñaban con entrar a trabajar en los estudios Bertone, Pinifarina o Italdesign, los Jean Nouvel o Zaha Hadid del diseño de automóviles de entonces. En automoción es de justicia admitir que detrás de los coches más bonitos ha habido siempre diseño italiano.

Difícil se hace imaginar aquel talento dentro de los actuales estudios de las grandes casas de automoción. Si aquellos diseñadores se enfrentaban, no pocas veces en solitario, a una cuartilla en blanco con el único de objetivo de dibujar el coche más bonito o espectacular, hoy verían mermada su creatividad por infinidad de factores.

Dejando de lado las regulaciones actuales, difícil es que hoy un automóvil vea la luz sin que él hayan intervenido un numeroso equipo de marketing, varios financieros, estudios de mercado, equipos multidisciplinares de la matriz, departamento de repuestos y un largo etcétera. Todo ello buscando maximizar el número de unidades a vender y el mínimo coste de fabricación en el que incurrir.

¿Os habéis fijado como hoy incluso vehículos cuyos precios distan mucho comparten múltiples piezas interiores? ¿Cómo se puede justificar hoy a un cliente que su coche de seis cifras lleve los mismos botones de plástico que uno de precio muy inferior? ¿O que por el hecho de compartir casa madre tu coche sea francamente parecido al de tu vecino que luce otra marca en su capó? La respuesta es fácil: si antes el diseñador comenzaba cualquier boceto con el objetivo de conseguir el vehículo más bello, hoy aquella belleza, aquella capacidad de sorprender, de emocionar, de destacar sobre lo ya creado ha dejado paso a fabricantes que buscan ante todo el mayor número de ventas. Fabricantes a los que diseñar coches con alma ya les importa bien poco.

Claramente el mundo que vio nacer coches como el 250 GTO, el Miura, el Countach, el Cobra, el 33 Stradale, el BD5 – por cierto, también de diseño italiano – o incluso otros más modernos como el F40 o el Delta S4 Stradale ya no existe y no volverá. Tiempos donde se valoraban los interiores terminados a mano, los materiales nobles, donde las ayudas electrónicas no tenían hueco y donde solo la conducción más pura era lo que buscaba su comprador. Pero quién sabe si el que ni aquel mundo ni aquellos coches, y probablemente ni aquellos conductores, existan ya sea lo mejor para así seguirlos añorando un poco más.

Por aquellos diseñadores y por sus increíbles creaciones con alma, empezamos esta semana una serie denominada “Coches con Duende”, sección donde rendiremos homenaje a los coches deportivos que marcaron la historia de la automoción, pero la historia de la automoción de verdad.

El Aristócrata

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COMENTARIOS

6 comentarios

  1. ¡Qué preciosidad de coches! Efectivamente el panorama ahora es de un aburrimiento tremendo. Ya ni los Aston Martin ni siquiera los Ferraris emocionan. Ya nadie se sale de lo políticamente correcto a la hora de diseñar un coche. El mismo buenísimo que impera en la sociedad actual lo hace también en el diseño de los coches. Tengo “solo” 31 años y sueño más con comprarme un 911 o un M3 de los años 90 que cualquier iPhone con ruedas de los que hoy tanto abundan.

    Me ha gustado mucho su reflexión aunque me ha sabido a poco. ¿No podrían ser más extensos los artículos de los domingos? Gracias

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  2. Buenos días,

    Entiendo que por BD5, se refiere al DB5, sinceramente uno de los coches más bonitos del mundo. Yo creo que sí sigue habiendo transgresores, Zonda, Koenning son un ejemplo de ello. Completamente de acuerdo con Mateo, yo soy más mayorcito 47 y sigo recordando el M3, Lancia Delta Integrale y aún sueño con comprarme un CL 55 Amg, y si nos vamos al mundo de las motos, apaga y vámonos, una Exup, una GSXR 750, incluso la RD 350. Deseando ver los modelos que escoge.

    Buena semana a todos y gracias por la abundancia en el nuevo blog.

    Un acierto y eso que era algo escéptico.

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  3. Buenas tardes a todos

    Sin haber leido el artículo,esto mismo pensaba sobre los coches que practicamente todos me parecen iguales,coches sin alma.Lo peor es que lo hago extensible a todo: la comida, por ejemplo la fruta, que no sabe a nada,la ropa estandarizada,etc..
    Saludos

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  4. Ante todo eran coches dirusptivos y elegantes. Hoy, quitando Pagani y algún soñador más, tipo Koenning, estoy de acuerdo en que todo es un poco más de lo mismo. Y lo mismo pasa a las motos. Ni las Harley ni las Indians son ya diferentes. Motos que podrían pasar por cualquier moto japonesa. Quizás este fenómeno explique por qué los coches clásicos se revaloricen casi todos los meses.

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  5. Qué preciosidad los modelos escogidos. Para mi el Miura es el coche más bonito jamás fabricado. Merece la pena ver y volver a ver la película Italian Job solo para disfrutar de él.
    Saludos desde México

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