ARTESANÍA Y ALTA COSTURA EN EL AUTOMÓVIL

Quizás, para muchos, pueda causar sorpresa encontrar ambos conceptos ligados a las máquinas de transporte, sobre todo en pleno siglo XXI cuando parece que la tecnología lo domina todo y no[...]

Quizás, para muchos, pueda causar sorpresa encontrar ambos conceptos ligados a las máquinas de transporte, sobre todo en pleno siglo XXI cuando parece que la tecnología lo domina todo y no queda resquicio para el buen gusto.

Arranco mi artículo con una anécdota que me puso en la pista del conocimiento por esta vinculación entre el mundo de la sastrería y el de la automoción. Hace años, dirigí la distribución de la marca Bentley en Madrid y un buen amigo periodista, me solicitó hacer una sesión de fotos para su revista en el concesionario con dos personas. Esas personas eran, ni más ni menos, que el gran camisero Mariano Langa y el maestro sastre Joaquín Fernández Prats. Lo mejor de aquel encuentro es una amistad que aún perdura y el descubrimiento de cómo asientos y volante de los coches, estaban realmente cosidos a mano. Me explicaron mostrándome el detalle de las puntadas cómo distinguir ese pespunte realizado a mano de uno hecho por una máquina. ¡un lujo!

Hoy en día, la gran mayoría de los automóviles que presumen de asientos de tejidos nobles, en realidad no son más que tejidos sintéticos de imitación y por supuesto, su cosido es completamente industrial. Incluso en muchas marcas Premium.

En paralelo les confesaré mi devoción por la cultura japonesa. Además, de haber trabajado para varias marcas con ese origen, su historia y cultura me apasionan. He tenido la fortuna de visitar en varias ocasiones el país del sol naciente y cada viaje es una experiencia única y maravillosa. Les aseguro que, aunque pudiera parecer justo lo contrario, japoneses y españoles tenemos mucho más en común de lo que nos creemos. Pasión por la gastronomía (somos los pueblos que más pescado consumen del mundo, por ejemplo), herencia de unos grandes valores, y una espectacular tradición de artesanía en diferentes sectores.

También es muy importante que destaquemos su pasión por el diseño que se caracteriza por cinco principios básicos:

1.Kanketsu es simplicidad, un producto debe ser simple, despojado de todo adorno innecesario.

2. Iki Quiere decir algo sobrio, elegante y exquisito, pero sin resaltar. Al comienzo era usado por los samurais para describir algo honorable, pero con el tiempo la población le dio su nuevo significado. En Japón las Geishas son consideradas iki.  

3. Mono no aware Se puede traducir como ‘la empatía hacia las cosas’. En el diseño japonés es dotar de la sensibilidad humana a las cosas, despojadas de cualquier creencia religiosa o moral que pueda crearnos un prejuicio. Lo que sentimos cuando vemos o escuchamos un acontecimiento, desde nuestra naturaleza humana.

4. wabi-sabi Perfección dentro la imperfección. Deriva del concepto de la no permanencia y el flujo del tiempo, el desgaste de las cosas produce armonía y melancolía. Wabi-Sabi define los principios en los cuales se basa la estética japonesa y que podría equipararse a los ideales griegos de belleza y perfección de occidente. El término que más se acerca a la traducción de Wabi-sabi es rústico en el sentido de simpleza, una belleza sin artificios. En el diseño industrial japonés el Wabi-Sabi se puede ver reflejado en el uso de la naturaleza como continua fuente de inspiración, utilizando materiales naturales y toscos, como la madera, y aplicando formas suaves y orgánicas.

bonsai tree near body of water

Los bonsais o los haikus son considerados wabi-sabi

5. ma El vacío, el aire que da su propio espacio y peso a las cosas. Sin nada no puedes tener algo. Llegamos al famoso principio del diseño de ‘menos es más’. El espacio en blanco es el ‘ma’. Los japoneses lo llevan en su propia vida diaria, al hacer una reverencia tienen que asegurarse de que hay suficiente ma para dotar a la reverencia de sentido y respeto.

DEL AISLAMIENTO AL SIGLO XXI

Japón sigue ligado a su cultura milenaria y las creencias religiosas tienen un peso extraordinario en el país y en su manera de abordar la vida. Pero eso sufre un cambio cuando en el siglo XVI los portugueses arriban a sus costas y sobre todo cuando en 1547 San Francisco Javier introduce el cristianismo en su cultura. Comienza una fusión de oriente y occidente muy enriquecedora para ambos mundos. Por cierto, no dejen de leer la experiencia inversa, cuando un samurái desembarca en nuestro país en la primera misión diplomática y comercial de la historia. Fue en el año 1614, fecha en la que la embajada japonesa Keicho, liderada por el samurái Hasekura Tsunenaga, emprendió una aventura desde Sendai, Japón, con destino a España. Tras cruzar México a caballo se embarcaron en un galeón para llegar a Sanlúcar de Barrameda y remontar el Guadalquivir.

El drama de la Segunda Guerra Mundial deja un país devastado, pero que mantiene intacto su orgullo y una proverbial capacidad de trabajo. En los años 50 del siglo pasado se inicia un periodo de desarrollo industrial que los llevará en un par de décadas a ser uno de los países más potentes del mundo y donde la producción automovilística cobra una especial importancia.

De todos los fabricantes japoneses, hoy en día tiene mucho interés el caso de Mazda. Primero porque mantiene una notable independencia frente a los grandes grupos industriales del sector (aunque en 2018 Toyota adquirió un 5% de su capital) y eso se traduce en una libertad creativa fuera de toda duda.

La marca fundada en 1920 por Jujiro Matsuda con sede principal en Hiroshima, ahí es nada, nació bajo el nombre de Toyo Cork Kogyo y se dedicaba a los derivados del corcho para posteriormente empezar con la fabricación de maquinaria hasta que, en 1931, lanzó su primer vehículo, un coche de tres ruedas. El nombre Mazda proviene del dios persa de la luz, la sabiduría, la inteligencia y la armonía y que curiosamente se pronuncia en japonés como Matsuda.

Desde entonces, sus modelos han ocupado un lugar preeminente en la historia en el universo del automóvil y algunos de ellos han alcanzado la categoría de mitos como el RX7 y su exclusivo motor rotativo o el MX5, uno de los roadster más bellos del mundo.

He tenido la oportunidad de asistir recientemente a un evento excepcional como es el Madrid Design Festival y allí, como una pieza más de gran diseño, ver en primicia el nuevo Mazada CX-60. El primer híbrido enchufable de la marca; y aunque no es nuestra costumbre hablar de aspectos muy técnicos de los coches que pasan por nuestras páginas, si quisiera hacer una reflexión por algunos detalles que me llamaron especialmente la atención y que lo convierten en un coche diferente. Y esos detalles son la profusión de artesanía en su interior de una belleza exquisita.

Por fuera, el diseño es marca de la casa. En Mazda hablan de KODO ‘alma del movimiento’. Es su lenguaje de diseño que expresa como pocos una auténtica escultura en pleno movimiento. Para conseguir esas líneas únicas, una de las claves es que Mazda sigue siendo de los pocos fabricantes por no decir el único que modelan sus coches en escala 1:1 en arcilla de manos de unos auténticos artesanos, los takumis. El discurso que se entabla entre el diseñador y el modelista es extraordinario, y todo ello se realiza antes del proceso de digitalización de dicha pieza.

En el interior, ese principio Ma, de menos es más se lleva a su máxima expresión. Por supuesto no faltan las modernas pantallas para el control del vehículo, pero los guiños a las artes japonesas están muy presentes. El concepto Kaichô, expresa la mezcla de distintos materiales y texturas para generar un toque de irregularidad, combinando madera de arce, el cuero napa, refinados tejidos japoneses y detalles cromados. También está presente el Musubu o el arte de anudar y conectar, que ha servido de inspiración para los detalles de las costuras del panel del salpicadero.

El Hacho, otro concepto estético japonés, que explota la asimetría y la irregularidad intencionada se representa en las molduras de madera de arce. Los tejidos empleados tienen distintas fibras y patrones que responden a los cambios en la iluminación. Se ha empleado también una técnica japonesa de costura, llamada Kakenui, que ofrece costuras ‘colgantes’ y deja espacios entre los tejidos de los guarnecidos. Les aseguro que verlo en directo y tocarlo es una experiencia. Estamos ante un interior realizado con el mimo con el que se confeccionan los kimonos. A la vista y al tacto, es de una elegancia y una delicadeza extraordinaria.

Como amante de los automóviles y de la sastrería, pero sobre todo de la artesanía considero que es un verdadero lujo descubrir en el lanzamiento de un nuevo automóvil como es el Mazda CX-60 que la tecnología de vanguardia no tiene porque estar reñida con el respeto por la tradición, la aplicación de técnicas ancestrales y el uso de materiales nobles trabajados a mano. Conducir y ser elegantes, he ahí la cuestión.

Javier Arias

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COMENTARIOS

4 comentarios

  1. Interesante articulo e interesante la información la que aporta, aunque estoy seguro que habra lectores que no lo piensen, a mi personalmente me parece la cultura japones increíble, en su saber hacer las cosas

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  2. Efectivamente, muy enriquecedor el artículo. Además, nunca me había fijado en estos coches hasta ahora. Sinceramente, probablemente por ignorancia, los asimilaba a coches de bajo perfil.

    Albert

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