LA CHAQUETA DE TWEED

Nacida en Escocia, se dice que debe su nombre al rio Tweed, pronto se hizo muy popular entre los trabajadores del campo al ser su compacta lana un tejido muy propicio[...]

Nacida en Escocia, se dice que debe su nombre al rio Tweed, pronto se hizo muy popular entre los trabajadores del campo al ser su compacta lana un
tejido muy propicio para combatir las duras condiciones climatológicas del país Scot. Además, aquellos afanosos hombres pronto la hicieron también la compañera indispensable de su tiempo libre incorporando en su ropero otras de colores y diseños más alegres.

Como curiosidad histórica recordar que en 1848 el Príncipe Alberto se hacía con el estado de Balmoral. Aquella presencia animó a muchas familias de la aristocracia a seguir sus pasos y a fijar en Balmoral su residencia de recreo donde explorar su afición por la caza y la pesca. Allí, en el norte de Escocia, las chaquetas de Tweed se convierten en los grandes aliados de la clase más pudiente. Con ellas, esta demostraba su poder económico al combinarla con un pantalón de diseño diferente, algo que constituía un importante gasto al obligar a pedir al sastre dos prendas que no podrían
usarse de forma independiente. Aquellas primeras chaquetas de los residentes de Balmoral apenas contaban con diseño alguno y se confeccionaban en colores similares a los naturales del terreno para de esta forma ayudarles a camuflarse cuando salían de caza.

A mediados del S. XIX era ya tal la popularidad de estas chaquetas que muchos nobles mandaban al telar de su zona que les confeccionara un tejido de tweed con un dibujo concreto y único que identificara a los miembros de su familia. Igualmente, cada región eligió una chaqueta de Tweed para que sus ciudadanos se diferenciaran orgullosos entre sí.

Mientras tanto, la clase media de entonces en su anhelo de imitar a la aristocracia hizo suyo también este tejido y empezaron a vestirlo en gran variedad de deportes como el golf, el tenis, la escalada, la bicicleta o incluso en las carreras de coches. Si bien su uso en el mundo rural siempre estuvo muy extendido, estas tardaron bastante más en dar el salto a la ciudad. De hecho, antes hicieron una parada a medio camino para
aliarse con la aristocracia británica y acompañarla en sus frías casas de campo durante los fines de semana.

Es precisamente la historia rural de las prendas de Tweed y la terminación algo áspera de sus tejidos lo que hace que todavía hoy sus trajes y chaquetas no sean apropiados para vestirse en la ciudad.

Sin embargo, la relajación de las normas en el vestir y el abanico que abre la vestimenta de sport y de tiempo libre recibe con los brazos abiertos el
aire fresco que acompaña a estas chaquetas y que ventila el cargado ambiente de colores azules y grises que domina el panorama actual.

Y es que bastaría con echar un vistazo a los muestrarios de la histórica casa de tejidos escocesa Holland & Sherry para deleitarse con la
enorme variedad de diseños y colores entre los que el Gentleman más elegante puede hoy escoger. De todos ellos es el conocido como Harris Tweed, fabricado exclusivamente en las islas de Lewis, Harris, Uists y Barra y hecho con pura lana virgen escocesa, el más genuino.

No obstante, en la elección del tejido aparte los gustos personales es importante prestar también atención tanto al clima de nuestro lugar de
residencia como al uso al que se vaya a destinar la prenda. Los tejidos de Tweed no se caracterizan precisamente por su frescura por lo que si lo que
perseguimos es vestir nuestra chaqueta con cierta frecuencia asegurémonos antes de que vivamos en un lugar frío. Si a pesar de no hacerlo no quisiéramos privarnos de la elegancia intemporal que aportan estas chaquetas deberíamos buscar un tejido de no más de trescientos o cuatrocientos gramos. Además, cerciorémonos de pedir a nuestro sastre que prescinda en su confección de forros y entretelas de invierno.

De comparar las clásicas telas de algodón con los tejidos de Tweed observaremos que estos últimos son más ariscos; más sobre todo si trata de los Harris Tweed. Por ello, si nuestro deseo es hacer acompañar nuestra chaqueta de una corbata mejor optar por terminaciones Tweed cercanas al Donegal. El resto de tejidos, incluidos el cheviot, el espiga, el Sajonia etc., siempre quedarán más naturales de vestirse con prendas informales.

Si bien el traje completo de Tweed resulta siempre una opción interesante para el campo, la vestimenta de la chaqueta de manera independiente
abre un abanico muy grande de posibilidades. Así, los más clásicos la podrán acompañar de un pantalón gris de franela, de molesquín o de cavalry. Podrán, igualmente, optar por una corbata de lana y por unos zapatos marrones oscuros full-brogue, unas botas tipo Jodhpur o unos derbys del mismo color. Por su parte, los más modernos la sabrán combinar hasta con unos vaqueros. Estos preferirán completar su conjunto con un jersey de pico liso de lana o cachemira. Una camisa tipo Tattersall, unos botines marrones full brogue o unos zapatos de piel vuelta acompañarán de forma armoniosa a su conjunto.

Solapas chatas, dos o tres falsos botones, dos bolsillos inclinados y un tercero cerillera, doble abertura trasera, botones de cuerno de búfalo y un
elegante pañuelo de bolsillo de lana o cachemira, nunca de seda, pondrán la nota de estilo final.

Si actores de la talla y elegancia de Gary Cooper, Humphrey Bogart o Sean Connery sucumbieron a los encantos de las chaquetas de Tweed ¿no lo vas a hacer tú? Si lo tienes claro a lo mejor hasta te atrevas, al más puro estilo British, por optar también por un chaleco, unos pantalones tipo knickerbockers y hasta por la clásica gorra de Tweed de conducir.

El Aristócrata

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COMENTARIOS

11 comentarios

  1. Quiero felicitarde por tu blog, me parece muy interesante. Lo sigo no hace mucho y la verdad que me tiene algo enganchado.
    Yo trabajo en Jaguar y para mi trabajo es muy importante el buen vestir y todo lo relativo las cosas de calidad, y veo consejos y articulos que me ayudaran a que mi imagen resulte mas sofisticada. un saludo y enhorabuena.

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  2. Interesante post EA, la verdad es que ya echaba de menos este tipo de artículos. Yo personalmente soy un enamorado del tweed, al vivir en Galicia es un tipo de tejido muy socorrido para mí, y siempre me ha gustado mucho para el invierno ese estilo rural del que hablas, de hecho me quedo sin dudarlo con los trajes de la tercera y quinta fotografías, más cuando los tonos verdosos son mi perdición, y la verdad es que los utilizaría para la ciudad.
    Una de mis chaquetas preferidas, de la firma Hackett London, está hecha con un tejido de Harris Tweed en espiga denominado overheck herringbone según tengo entendido, con solapas inclinadas y cerillera, éste es: http://2.bp.blogspot.com/-3nwy17f_xjs/UuatDA65haI/AAAAAAAAEKk/9A2YzlRdKrI/s1600/OVERCHECK-HERRINGBONE.png
    Como anécdota, últimamente utilizo mucho unas botas Jodhpur como las que recomiendas.

    Un saludo.

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  3. Pues a mi me encantan y no me parecen nada macarras, no obstante respeto muchísimo su opinión pero en los complementos en donde únicamente la vestimenta masculina puede aplicar un poco de sentido del humor, pero repito que la opinión del tercer comentario es tan respetable como cualquier otra.

    FERRUZZO.

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  4. Bonitos los pantalones de hoy. El único pero que lleve trabillas, aunque no es un gran inconveniente.
    Ya se me pasó el susto de los gemelos de ayer. saludos 🙂

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  5. ¡Estamos en primavera! Se hace obligado un artículo sobre la chaqueta para este tiempo mucho más benigno y cálido, además de alegre y jovial.
    Muy interesante el artículo sobre la tweed.

    Un Saludo, Manuel

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