LLEGÓ EL MOMENTO DE ABRIGARNOS

Una de las más placenteras sensaciones que nos trae el invierno es sentir su frío aire en la cara mientras se disfruta del calor de un abrigado jersey de lana y[...]

Una de las más placenteras sensaciones que nos trae el invierno es sentir su frío aire en la cara mientras se disfruta del calor de un abrigado jersey de lana y un buen abrigo.

La oferta de abrigos es hoy prácticamente inabarcable pero ni todos sirven para cualquier cosa ni tampoco todos son igual de elegantes.
Aunque hoy sea frecuente mezclar diferentes estilos es importante empezar este artículo apuntando que cada vestimenta requiere de un tipo de abrigo y que no puede ser el mismo abrigo el que utilicemos para ir a la oficina que el que escojamos para ir a pescar.

El abrigo a usar con el traje necesita de la misma seriedad que este. Por ello resulta importante acompañar la corbata con abrigos que o bien caigan por debajo de la rodilla o al menos que lleguen a esta. Los modelos entre los que elegir se antojan de lo más variados pudiendo escoger entre abrigos de hilera sencilla, cruzada, con o sin cinturón, con cuello de terciopelo o normal, con pitillera o sin ella, bolsillos en diagonal, rectos o tipo parche etc. Entre todos ellos hay abrigos que han pasado a la historia y que todavía hoy siguen muy presentes en los mejores armarios por su gran belleza y por tener el privilegio de permitirse convertirse en los verdaderos protagonistas de cualquier conjunto. Bastará con cruzarnos con un Chesterfield para entender el porqué de esto.

A la majestuosidad del Chesterfield habría que añadir la polivalencia del Crombie o la intemporalidad del conocido como abrigo tirolés. Y a este el conocido como abrigo Polo además de vestirnos elegantemente con su corte cruzado también nos permite poder meter en sus amplios bolsillos prácticamente cualquier cosa.  Si estos abrigos nos parecen demasiado clásicos siempre podemos optar por el más juvenil covert coat. Este abrigo, al contrario de los anteriormente nombrados, queda ligeramente por encima de la rodilla y su paso del campo a la ciudad, fue concebido como un abrigo de montar a caballo, se ha traducido en un corte ceñido, ligero y mas de sport.

Además, otra de la grandes ventajas de este abrigo es que puede ser utilizado también con ropa informal sin perder un ápice de refinamiento. Los conocidos como tres cuartos si bien no cuentan con la belleza de los clásicos abrigos ingleses sí otorgan mayor libertad de movimientos al ser, además de más cortos, también menos construidos. Independientemente de cual sea nuestra preferencia, al vestir de traje hay que asegurarse que el abrigo cubra por entero la chaqueta, además de las propias mangas de la camisa. Igualmente, es importante tener presente que el cuello del abrigo, al contrario de lo que se suele pensar, debe cubrir por completo el cuello de la chaqueta y de la camisa.

 

Si los tres compuestos más extendidos son la lana, tanto virgen como meltón, la siempre más exclusiva cachemira y el elegante pelo de camello, los tres colores más populares siguen siendo el gris, el marrón y el azul marino. Aunque cada modelo de abrigo agradece más un tipo de color, de no contar todavía con un largo abrigo azul marino esa debería ser nuestra primera elección. Y de los diferentes cortes entre los que escoger nada como el abrigo cruzado para conseguir aunar elegancia y estilo.

Aunque cualquiera de estos abrigos nos protegerían del frio y de la lluvia, cuando esta última arrecie con fuerza nada mejor que el abrigo de trinchera, como también se conoce popularmente a la gabardina, para asegurarnos llegar secos a casa. Si bien hay muchos más modelos de abrigos la realidad es que la mayoría de ellos combinarían más acertadamente con los conjuntos de sport. Aunque hoy sea frecuente ver abrigos y chaquetas creados para un uso alejado de la ciudad acompañando al traje, estos siempre cobrarán más sentido si los vestimos de manera informal. Un acolchado tiene más sentido verlo en una estación de esquí durante el aprés-ski que en una representación de teatro, una chaqueta de moto seguro que destaca más sobre una Royal Enfield que en un despacho de abogados y una chaqueta de caza seguro que cobra más significado si se utiliza a caballo o en una viña que en una concurrida ciudad. Al final la clave, como ocurre con muchas otras prendas, consiste en elegir el modelo de abrigo adecuado para cada conjunto y para cada momento.

 

Dicho esto, las normas hoy se han relajado y hasta en cierta manera el código de vestimenta se ha reinventado haciendo que los originales usos de muchas prendas poco tengan que ver con el que hoy se hace de ellos. Si por ejemplo aquellos primeros zapatos de los granjeros irlandeses con agujeros para conseguir una evaporación más rápida del agua hoy se están totalmente admitidos en la ciudad. Y lo mismo ocurre con muchos abrigos. Hoy la antes rústica parca es todo un must esta temporada y los chalecos acolchados llenan las calles de las ciudades de color y calor…y así podríamos enumerar mucho casos. Las chaquetas de aviador, parches aparte, con la ropa más de sport pueden conseguir también un look muy interesante.

 

Cuando uno se pregunta cuáles son esas prendas imprescindibles en el armario del hombre Gentleman, un buen e intemporal abrigo aparece siempre en los primeros puestos. Resulta difícil pensar que un clásico abrigo cruzado pierda su lugar en el álbum de fotos de la elegancia intemporal al igual que un buen abrigo de piel es difícil que pueda llegar a pasar alguna vez de moda. Ahora solo falta escoger el que mejor combina con nuestro estilo y personalidad.

 

El Aristócrata

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