Siempre resulta buen momento desconectar del bullicio de la ciudad, escapar y disfrutar de la tranquilad del campo. Pero quizás sea el invierno el momento más propicio para ello. Un matutino y largo paseo, seguido de una recia comida y una tarde de libro y chimenea es uno de esos grandes placeres que de vez en cuando nos regala la vida.