DEJA QUE TUS ZAPATOS HABLEN DE TI

De poco vale contar con un buen traje si este no descansa sobre un zapato de calidad.[...]

De poco vale contar con un buen traje si este no descansa sobre un zapato de calidad. A pesar de ser demasiado frecuente, no deja de sorprender la poca atención que se presta a la que es sin duda la prenda más importante del armario del hombre. 

Los zapatos son el juez que con más derecho otorga o deniega cualquier estilo o elegancia tanto a los conjuntos serios como informales. Un traje a medida, una corbata de siete pliegues o una acertada combinación de colores y estampados de poco servirán de no haberse escogido correctamente el zapato. 

Se puede errar en la elección de una camisa o de una corbata, pero si se viste un buen par de zapatos el error quedará disimulado. Más allá de acertar en el color o modelo de zapato, este debe ser sobre todo de calidad. Un zapato de justita terminación se detecta rápidamente. Por mucho que brille o por nuevo que esté, si en su compra no se ha hecho cierto esfuerzo económico difícil será ocultar o disimular su aspecto industrial.

Con seguridad aquellos preocupados por su aspecto o, simplemente, aquellos a los que les gusta vestir con un mínimo de elegancia se detendrán un buen rato antes de proteger sus pies con cualquier marca desconocida o recién llegada. 

En los zapatos no existen atajos. Si bien no es necesario acudir a la zapatería a medida para contar con un modelo de calidad, sí es cierto que las marcas más reputadas, y con una larga historia a sus espaldas, no son particularmente baratas. Sin embargo, estas valen lo que cuestan – las marcas de moda no siempre obedecen a esta máxima. Todavía es relativamente común referirnos a una persona como alguien con una gran colección de relojes o, también, como alguien con increíbles zapatos. 

El amante de los buenos zapatos los cuida, los limpia, los alterna, los combina acertadamente, escoge para ellos los calcetines más adecuados, los repara antes de que verdaderamente lo necesiten y los envejece con tal cuidado que año tras año parecen más bellos. Aunque encontrar el tiempo a él hoy tampoco le resulta tarea sencilla, dedica una tarde a limpiar los que vistió en la semana y así se asegura de tenerlos listos cuando vuelvan a salir de sus fundas de tela. 

Los galanes más conocidos de la gran pantalla, sobre todo los de la década 30 y 40, años en los que se prestaba una especial atención a la ropa, eran todos clientes de las mejores zapaterías bespoke inglesas. Sus hormas se conservan y en ellas se puede observar el paso del tiempo con anotaciones y añadidos del zapatero. De saber apreciar un buen Oxford artesanal difícil será volver a vestir un mocasín de baja calidad. El zapato es el icono de la elegancia del hombre. 

Complicado será estar bien vestido si estos dejan indiferentes a quienes nos cruzamos en nuestro día a día. Si la corbata es la prenda en la que más se fijan las mujeres, los zapatos atraen la atención de los hombres, siendo frecuente encontrar personas que los coleccionan y los guardan como pequeñas obras de arte. Observando el modelo escogido se tendrá una idea certera de la personalidad de quien lo viste. 

Hagamos la prueba y observaremos como nuestra opinión del zapato coincide con la imagen que tenemos de quien lo ha escogido. De ahí que en la zapatería a medida zapatero y cliente conserven un largo rato con el objetivo de que el zapatero sea capaz de transmitir a esas pequeñas piezas la personalidad de su cliente. Color, horma más ancha o afilada, piel, brogueado, tipo de suela…en definitiva un largo pero apasionante proceso que se traduce en tu zapato y en el de nadie más. 

De conocer a alguien cuyos zapatos han llamado la atención raro será volver a verle y no fijarse nuevamente en sus zapatos. Si el zapato es su prenda fetiche alternará Oxford ingleses, mocasines italianos, botines, gomminos, zapatillas de diseño, semi brogues artesanales y tantos más como su armario pueda acoger. 

Si con el traje puede ser conservador, con sus pantalones de sport de diseño no vestirá las zapatillas del momento y en su lugar los combinará con zapatos goodyear pero en hormas más estilizadas o en colores más atrevidos. Conocerá los diferentes tipos de piel y las combinará en sus zapatos según la finalidad a la que destine cada uno de ellos. Lo más frecuente será verle con suelas de piel, aunque en invierno y en las épocas de lluvia preferirá la comodidad y seguridad de las suelas de caucho. Disfrutará de la elegancia atemporal del negro, pero no por ello los dejará de alternar con marrones oscuros o incluso azules oscuros. 

En casa para descansar vestirá slippers y con esmoquin opera pumps. También para pasear por el campo contará con un buen y variado número de modelos y no usará los mismos con los que durante la semana paseaba por la ciudad. 

Cada zapato contará con su horma de madera y tendrá varios armarios organizados para que en ellos descansen lo más ordenadamente posible. Huirá de los modelos que exhiban llamativamente logos o marcas y será solo la calidad la que hable de su buen gusto. Se referirá a sus zapatos por el nombre del zapatero que los ha fabricado y no por la marca que los confecciona en alguna lejana factoría. Y todo esto lo hará no por ser presumido o un mero coleccionista sino sencillamente porque es viendo los zapatos la mejor forma de adivinar a quien los calza. 

El Aristócrata

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COMENTARIOS

8 comentarios

  1. Gershom Loewenberg
    Me ha parecido un artículo precioso sobre un complemento clave para la elegancia masculina: los zapatos.
    Estos deben ser siempre de calidad, es decir, de la mejor. Un hombre que no va bien calzado, nunca podrá considerarse elegante y, un hombre bien vestido, pero con unos zapatos deficientes, dirá mucho de él, y no será bueno.

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