Siempre que hemos escrito algún artículo relacionado con las
prendas indispensables del armario del hombre hemos mencionado en primer o
segundo lugar un traje azul marino. Un buen abrigo, un traje azul oscuro y otro
gris marengo son las tres primeras imprescindibles con las que empezar a
construir un buen armario tanto de calidad como de variedad. Sin embargo,
todavía la mayoría de nosotros a la hora de unir a esta lista nuevas opciones
volvemos a conceder el protagonismo a trajes azules – de tonalidad diferente al
primero, pero azul oscuro al fin y al cabo – y grises.
Todavía resulta difícil ver al hombre español decantarse por tonos
en los que estos dos colores no sea los protagonistas. Eso por no hablar del
omnipresente estampado liso. Estampado que cada día resulta más difícil verlo
sustituido por otros como diplomáticos, cuadros ventanas. Y algo similar ocurre
con los compuestos donde la lana sigue siendo la líder indiscutible. A pesar de
esto, los muestrarios de los mejores telares consiguen cada año, por difícil
que pueda ser, reinventar nuevos dibujos y composiciones dando como resultado
telas preciosas en lo que a color y diseño también se refiere.
Añadiendo cierta alegría y variedad al armario podremos además de acudir
vestidos de manera seria a aquellos lugares que así lo requieran también de
manera diferente e informal a sitios y eventos que no requieran de dicha
seriedad; y sin tener por ello que hacerlo sin traje. No obstante, la realidad
es que hoy lo más frecuente sigue siendo acudir con el mismo traje un sábado a
una boda, un lunes una reunión de trabajo y un viernes a una cena de amigos en
la que se acuda con corbata.
Como las situaciones en las que poder vestir de manera smart-casual son cada día más frecuentes
contar con un buen número de chaquetas de sport se antoja cada día más
necesario. Desde americanas, blazers, de tweed etc., las opciones entre las que
elegir para acompañar a los con juntos más informales se antojan prácticamente
interminables. Igualmente, los amantes de la sastrería a medida, que no los que
se limitan a vestir a medida, suelen conforme pasan los años y añaden prendas a
su ropero experimentar con nuevos cortes, tejidos y formas.
Y en ese afán de experimentar llevaba ya algunos meses dándole
vueltas a la posibilidad de hacer una chaqueta vaquera cruzada desestructurada
y pensada para vestirse de manera totalmente informal en alguna noche fresca de
verano. Pero no queríamos una chaqueta solo de tejido vaquero, lo cual no tiene
gran complejidad, sino una chaqueta vaquera lavada a la piedra y descolorida, y
hasta rozada, por dicho lavado. Y para rizar más el rizo no quería que el
tejido se lavara antes de empezar a trabajar en la chaqueta sino que quería que
la chaqueta se mandara a lavar una vez totalmente terminada.
De haber mandado antes la tela a lavar hubiéramos conseguido de
vuelta una tela efectivamente lavada pero donde los roces y las marcas se
hubieran producido de manera arbitraria y sin tener en cuenta la situación de
las hombreras, frontales etc. Además, al lavarla una vez terminada totalmente
la chaqueta los roces y las marcas se deberían producir en las partes salientes
de la chaqueta como en las solapas de los bolsillos, los botones o en las
propias costuras.
Ni que decir tiene que esto segundo es infinitamente más
complicado de conseguir por varios factores. De enviar antes la tela a lavar no
tendremos que preocuparnos al empezar a trabajar la chaqueta de que vaya a
encoger o a romperse. Por el contrario, al enviarla a lavar una vez terminada
los riesgos que se asumen son muy importantes. Para empezar hay que recordar
que el tejido vaquero es algodón por lo que es muy posible que tras ser
sometida la chaqueta a más de trescientos grados lo que salga de la lavadora
difiera mucho de lo que entró. Igualmente, el proceso de lavado a la piedra es
muy invasivo debido a los productos químicos que se utilizan – ácido fórmico, cloro,
la sal etc. – Y si todo esto fuera poco el movimiento de la chaqueta en el
tambor durante más de dos horas seguramente termine desarmando la chaqueta ya
que al contrario de los vaqueros que tienen muy pocas costuras, y las que tiene
están “selladas” a máquina, aquí, obviamente, las costuras están terminadas a
mano.
Otro punto a tener en cuenta y que hace si cabe más loca esta
aventura es el referente a las entretelas. Si bien uno puedo hacerse una idea
de cómo reaccionará la tela al lavado, lo que es imposible adivinar es cómo lo
harán las entretelas, plastrones, guata etc. ¿Encogerán, se romperán, se
deformarán, cambiarán de forma?.
A pesar de haber preguntado a varios profesionales y haber
investigado por diferentes vías, la verdad es que nadie se aventura a decidir
el resultado de nuestro experimento. De hecho, yo no he encontrado en internet
ninguna chaqueta hecha a medida y artesanalmente que haya sido lavada una vez
terminada. Es cierto que hay chaquetas RTW que han seguido un proceso similar
(como la de Lapo Elkann en la que muchos seguro estaréis pensando) pero a
medida, al menos yo, no he podido encontrar ninguna.
No es fácil convencer a nadie que se adentre en una aventura que
no sabe cómo va a terminar. Y mucho menos hacerlo cuando sabes que las opciones
de “fracaso” son mucho mayores que las de éxito. Y que además ese “fracaso” va
a ser conocido por miles y miles de personas. Y si además a quien tienes que
convencer es a un sastre, las opciones de que alguien se una a ti y siga el
experimento adelante son prácticamente nulas. Por ello, acudí una vez más al amigo
más aventurero que conozco en este sector, Joaquín Fernández. A pesar de los
improperios iniciales, improperios con los que ya contaba y que forman parte de
nuestra relación amor-odio, terminó diciéndome que lo miraría y que ya me
diría. Es decir, que sería solo cuestión de minutos el recibir un mensaje en el
móvil aceptando subirse al barco.
El primer reto fue encontrar tela vaquera ya que excepto algunos
telares japoneses y americanos especializados en prendas vaqueras las clásicas
casas de telas no los trabajan; o si lo hacen no cuentan con más de dos o tres referencias
entre las que elegir. Tras ponernos en contacto con las primeras recibimos
malas noticias al tener que hacer un pedido mínimo similar al que se
necesitaría para hacer cien vaqueros. Por su lado Joaquín, como de costumbre
sin revelar sus fuentes, apareció unas semanas después en su sastrería con 2,5
metros de tela vaquera de la que no se ni su procedencia ni la casa que la ha
fabricado y que tampoco Joaquín a día de hoy me ha dicho su procedencia. A esta
grata sorpresa se unió la noticia de que a pesar de contar con solo una prenda,
nuestra chaqueta se lavaría junto a otros muchos vaqueros, cazadoras etc. (normalmente
te exigen llenar un tambor industrial con un mínimo de cincuenta prendas).
Marcada la tela, cortada e hilvanada hicimos esa obligada primera
prueba pero pensando más en el lío en el que nos habíamos metido que en perfeccionar
dicha prueba. Al contar ya con un patrón bastante perfeccionado lo único que
modificamos respecto al resto de chaquetas cruzadas que me ha hecho Joaquín fue
el picado de las solapas. En este caso y buscando una cierta seguridad extra se
picaron las solapas a máquina; aunque sinceramente no sabemos si esto será
suficiente para reconocer la chaqueta una vez salga lavada. También me marcó los muchos centímetros de más que se aprecian en la parte alta de la manga y cierto sobrante en la espalda (recordemos que es en el hilvanado donde todos esos detalles se deben pulir). Por lo demás la
prueba se realizó como en otras ocasiones hemos narrado en estas páginas aunque
dejando un mínimo margen en sus medidas por si terminara encogiendo.
Con seguridad, narraremos aquí la segunda prueba aunque no estamos
seguro de que el afinado final llegue algún día a ver estas páginas. Si no lo hiciera al menos ustedes
sabrán el porqué fue y nosotros podremos decir que lo hemos intentado y que volveremos
a intentarlo con más experiencia y conocimiento en una próxima ocasión.
10 comentarios:
Mucha suerte a los y gracias por probar cosas diferentes.
Desde luego que me sorprende usted, querido EA. No ya solo por "innovar" con un tejido tan casual como la tela vaquera, sino por todo el proceso que quiere llevar a cabo.
He de reconocer que a priori no es algo en lo que yo estuviera interesado personalmente, pero que duda cabe que me ha dejado en ascuas por ver el resultado final, que sin duda será de lo más original, rozando quizá los excéntrico, pero con mi reconocimiento por semejante esfuerzo.
Ya se sabe "el que no arriesga, no gana".
Saludos cordiales.
Supongo que llegada a buen puerto o no la aventura de la chaqueta, tendremos foto de la puesta final. Supongo que tendrá el sentido del humor necesario. Isn`t it?.
Carlos López
La marca italiana Boggioli es especialista en este tipo de prendas desestructuradas, con lavado después de confeccionado. Tiene confección a la medida en alguna de sus tiendas propias y por supuesto en la de Milán.
Eso sí, Boggioli no pone entretelas en sus prendas.
FJ
FJ,
Estás seguro q no tienen entretelas ni en las solapas ni en las mangas? De no tener absolutamente nada seria como una camisa y se formarían muchisima arrugas; a no ser q utilicen una tela vaquera de 500gr
EA
Corrijo: Si pone entretelas en mangas y solapas, lo que no ponen son forros. Y a juzgar por el acabado probablemente (no lo se con certeza) cosan esas entretelas después del lavado,
Lo de dar acabado con lavado a las chaquetas una vez confeccionadas lo han echo con todo tipo de materiales incluyendo el cashmere. Supongo que dependerá de las temporadas.
FJ
Estimado EA,
En una de las fotos se ve al fondo un abrigo como de pelo de camello. Tiene una pinta excelente. ¿Puede decirnos algo más sobre él?
Alberto
Gracias FJ,
Alberto, el sábado lo presentaré "en sociedad".
EA
Enhorabuena estoy deseando ver el resultado, son dos grandes atrevidos y es muy complicado dar con un sastre con esa mentalidad.
Un saludo y me encanta su blog.
Antonio.
Excelente propuesta querido EA, siempre va al limite, no se como consigue convencer a su sastre por que a mi me es muy complicado.
Enhorabuena por su blog.
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